El Pital, un rincón natural para escapar de la rutina

Es el punto más alto del país y se puede visitar para acampar, disfrutar del paísaje y la tranquilidad del ambiente

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En este pico montañoso también hay espacio para hacer actividades retadoras como el rapel.

/ Foto Por LIssette Monterrosa

Por Susana Joma

2017-02-18 8:30:00

Durante los fines de semana o en las vacaciones, cualquier tiempo es bueno para visitar El Pital y disfrutar de las maravillas que ofrece  la naturaleza en compañía de la familia o amigos. 

En este sitio montañoso privado, que está ubicado a 13 kilómetros al noroeste del municipio de San Ignacio, en el departamento de Chalatenango, se puede  caminar por los senderos, acampar, hacer rapel o simplemente sentarse para observar el paisaje.

Desde ese lugar se puede observar el Cerrón Grande (Suchitlán), el volcán de San Vicente, el volcán de San Salvador, el volcán de Izalco y el volcán El Chingo.

 Carlos Barrera, encargado de promoción del lugar, explicó que para el turista que va dispuesto a hacer solo una visita de día cuesta tres dólares y para quienes quieren quedarse y acampar es de cinco dólares. Esos ingresos son para costear el pago de personal que se encarga de dar mantenimiento.

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Barrera comentó que las personas que se inclinan más por hacer  la caminata pueden aventurarse a llegar a hasta dos sitios: uno que se conoce como El Mojón y que es el punto limítrofe con Honduras, y el otro es Peña Rajada. Este último, según afirma, se trata de un meteorito que tiene 50 metros de altura.

En los bosques vírgenes de El Pital, donde las temperaturas suelen mantenerse bajas, abundan los árboles de roble y se pueden observar algunas especies de animales, entre ellas: venados, tepezcuintles, tunco montés y el quetzal.

En temporada de vacaciones el lugar tiene un promedio de 600 visitantes que llegan de distintos puntos del territorio.

Sobre las condiciones de seguridad para los turistas, Barrera destacó que siempre hay agentes de la Policía Nacional Civil que hacen patrullaje en las cerca de 20 manzanas de bosque.

Para quienes les encantan las flores también hay oportunidad de distraerse con los bellos colores y formas de las hortensias, cartuchos, tigrillo, agapanto y lirio que se cultivan allí hoy en día.

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El promotor expuso que antaño en esa zona se procesaba madera y se cosechaban hortalizas, pero hace 15 años se cambió al rubro de las flores con fines de conservación. 

En ese pico montañoso, el más alto del país, también hay tres pequeños restaurantes donde los viajeros pueden tomar sus alimentos: Tatiana, Melany y Liseth.

Para quienes quieren quedarse también está la opción de alquilar cabañas. Los precios de estas rondan entre los $30 y $60.

Muchos de los que llegan a pernoctar en El Pital se marchan complacidos.

Gerson Cruz, un joven turista de 24 años al que en diciembre pasado nos encontramos en el lugar, dijo que era su segunda vez que lo visitaba.

“Me gusta el clima, el ambiente. Siempre venimos para esta época”, expuso.

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Cruz había viajado al lugar procedente de San Miguel y según comentó cuando se va con amigos a acampar se disfruta mucho.

Para llegar al lugar se tiene que ir preparado con suéter e incluso guantes porque la temperatura tiende a descender un momento a otro. 

Si usted tiene interés en visitarlo tome en cuenta que para ascender se requiere un vehículo de doble tracción.

El encargado de promoción detalló también que en la parte baja de la montaña también hay una cooperativa de transportistas que  tienen 15 vehículos a disposición de quienes a pesar de no tener vehículo propio se aventuran a visitar la zona.

Esos automotores brindan servicio desde Río Chiquito. Estos cobran $3 por persona ida y regreso.

En el trayecto entre San Ignacio y El Pital también se puede ver a un lado del camino cultivos de repollos.