No se puede repartir riqueza que no se ha creado

La alternativa para los salvadoreños es clara: o la relativa prosperidad que aún se tiene, lo que es la solución productiva, capitalista, o tomar el camino cubano o venezolano y terminar todos comiendo en basureros.

descripción de la imagen

La canasta básica “ya se comió” el alza salarial que se aprobó el viernes. 

/ Foto Por Archivo

Por

2017-02-19 6:33:00

“No se puede redistribuir lo que no existe. Primero tiene que crearse, para crearse se necesita un sector privado dinámico, sin obstáculos y con un ambiente amigable donde se respeten las leyes…”, declaró el Dr. Juan José Daboub a la salida de un desayuno en el que también participó el canciller salvadoreño Hugo Martínez.

Bienes de toda naturaleza —desde alimentos, medicinas, tejidos, electrodomésticos y servicios como transportes e información— son proveídos por emprendedores privados, que además generan los impuestos que son el sostén de servicios y de las obras que realiza el Estado, así como de los despilfarros de sus funcionarios.

Para Daboub, el canciller Martínez tiene mucha claridad de cómo entablar esos diálogos bilaterales con sus contrapartes en Estados Unidos, pero señala que hay algunos rasgos de sus posturas que distan de las acciones que toma el partido de gobierno salvadoreño, que deshace con una mano lo que la otra hace. 

La alternativa para los salvadoreños es clara: o la relativa prosperidad que aún se tiene, lo que es la solución productiva, capitalista, o tomar el camino cubano o venezolano y terminar todos comiendo en basureros, con niños y adultos muriendo por falta de medicinas.

El contraste ya está a la vista de todos: una nueva clase sin capacidad para administrar pero enriqueciéndose con los altos salarios que ellos mismos se asignan. Y la población pasando penurias, ahora más como resultado de las políticas antiempleo del oficialismo.

Daboub expuso lo esencial para lograr el crecimiento: orden de leyes, ambiente amigable.

Ese es el punto de partida considerando además que no es de soplar y hacer botellas, como lo demuestra una contundente realidad: de cada diez negocios que se fundan, apenas uno sobrevive más de un año, como lo evidenció el caso de una fracasada línea aérea que gozó del pleno apoyo gubernamental.

Montar un negocio exige ir cumpliendo con requerimientos de toda clase, así como tener intuición, “nariz” para lo que un mercado quiere aunque ese mercado no pueda definirlo.

Los primeros pasos van planteando cuestiones como cuál es un buen vecindario o zona, la clase de local, el mobiliario, como reclutar personal y capacitarlo, conseguir crédito, proveedoras, alianzas y competencia, medición de riesgos, etcétera.

Toda gran empresa de hoy comenzó pequeña como los niños

En su mayoría, las empresas grandes de hoy comenzaron pequeñas, lo que permitió a sus fundadores ir conociendo el negocio, dominar la tecnología requerida, conocer el mercado, “tantear” terrenos no conocidos, experimentar.

A lo anterior se agrega que la tecnología cambia aceleradamente; en la actualidad muchas empresas operan con programas en la “nube”, permanentemente actualizándose.

Las empresas con frecuencia navegan entre Escila y Caribdis, el famoso y con frecuencia mortal paso frente a Messina en Italia: uno eran terribles remolinos; el otro, afilados arrecifes, figura que equivale a no aprovechar oportunidades que otros aprovechan, o a sobreexpanderse como está sucediendo con la construcción y el comercio en Panamá, que probablemente caiga en crisis, más ahora con el país sacudido por el escándalo de Odebrecht, la misma que financió la campaña de Funes…

Generar empleo es una de las defensas del país frente al hostigamiento que muchos connacionales enfrentan en Estados Unidos, lo que choca con las políticas contrarias que impulsa la extrema izquierda.

Que se combata la creación de riqueza es algo incomprensible para cualquier persona sensata que se preocupe del bienestar de sus hermanos salvadoreños.