Cuando compras carne de pollo en el supermercado, seguro has notado que tiene líneas blancas que parecen grasa.
Al momento de preparar la carne algunas personas comienzan a seleccionar qué partes irán al sartén y cuáles no. Es un hábito común y es correcto hacerlo. Pero ¿qué hacer con esa líneas blancas que trae el pollo? ¿las dejas o las eliminas?
Eso que ves es grasa, que de acuerdo a una estudio realizado por la Universidad de Arkansas y Texas A&M, en los últimos años ha incrementado en la carne de pollo.
El documento sostiene que fueron encontradas en el 96 % de las 285 aves analizadas, por lo que indican algo sobre la forma de crianza de estas aves.
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Recordemos que estos animales viven en granjas, en las cuales se procura que crezcan de la manera más rápida para ser comercializadas.
Las líneas blancas reflejan la vida poco saludable de estas aves, las hormonas que les inyectan y la falta de movilidad en sus granjas superpobladas.
Matwee Blaked, uno de los profesores involucrados en el estudio declaró: “esas marcas son la señal de que el ave acabó enferma por no poder moverse, provocando una falta de masa muscular. En los últimos años la cantidad de dicha carne ha aumentado sustancialmente”.
Afortunadamente la carne no se ve tan afectada por esta grasa, más que en un porcentaje muy bajo.