Está saturado de trabajo y ¡acepta un nuevo encargo! Cuando vuelve a su mesa, se arrepiente de no haber sabido decir “no” y además se pregunta ¿Por qué cuesta tanto negarse? Acá tiene unos trucos más importantes para decir “no” al jefe y hasta a los compañeros de trabajo, y no sentirse culpable por ello: ser claro, mirar a los ojos, mostrar decisión y demorar la respuesta, le pueden ayudar.
Desde niños se recibe la enseñanza de escuchar a los demás, ser amables, cumplir con las normas éticas y sociales, ser obedientes, ser sensibles con los demás, respetar la autoridad y otras cosas, esto puede tener un peso que le afecte de por vida, le haga ser infeliz, pues vivir para satisfacer a los demás no es vivir la vida.
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Uno de los mayores errores que se cometen en el trabajo es no saber decir “no” cuando lo que se exige excede de las capacidades personales. Pero hay varios trucos para conseguirlo.
Cuando se trata de un superior, decir “sí” cuando se quiere, o se debe, decir “no” tiene una causa muy concreta: el miedo a quedar señalados y a la posibilidad de perder el empleo. Cuando no se tiene temor ni la necesidad de reconocimiento (porque uno mismo sabe lo que vale), no debe haber miedo a negarse.
Es positivo y necesario decirle “no” a un jefe, aunque siempre de buenas maneras, incluso si es ofensivo o maleducado con el empleado.
Cargado de razones, le respetarán y valorarán más por saber contestar “no”. De hecho, quienes llegan a mejores puestos en la empresa son las personas que no han tenido miedo de decir que “no”. ¿Pero cómo negarse a un jefe?
1. Demorar la respuesta. Antes de responder “sí” a todo de manera impulsiva, hay que tomarse un tiempo para evaluar cuánto influirán las nuevas tareas en la carga de trabajo y evitar acabar quemado.
2. Ganar tiempo reformulando la pregunta. Si se debe dar una contestación rápida, es posible utilizar la táctica de los niños en el colegio y de muchos políticos: ganar tiempo. Para ello, hay que reformular la pregunta en alto y en voz alta también se dará la respuesta explicando los retos del nuevo encargo, las alternativas que se presentan, las consecuencias, así se hará ver al jefe, con toda claridad, qué supone aceptar el encargo y cómo puede afectar a la empresa.
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3. Ser claro, pero sin imponer. Se deben exponer los puntos de vista con determinación y tranquilidad. Esta es la única manera de afirmarse y mantener relaciones saludables en el trabajo. Para decir “no” con asertividad, se puede seguir el método JEEP, de la coach francesa Christine Jaugey: J: me gustaría (j’aimerai, en francés), pero conviene ser educado al expresar la negativa y agradecer que hayan pensado en uno.
4. Empatía. tener siempre en cuenta la necesidad del jefe pero explicando por qué no se puede aceptar.
5. Emociones. llegar a las emociones, desgranar las razones del porqué no se puede hacer el trabajo. Precisión: ser claro y decir “no” con rotundidad.