El agua se protege con bosques no con decretos ni discursos

Los árboles, además de proteger las cuencas de ríos y mantos acuíferos, brindan ornato, madera o frutas.

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La vegetación es el único recurso para proteger los mantos acuíferos. 

/ Foto Por Cortesía

Por Mariano Villatoro

2017-02-27 10:19:00

Es un principio sencillo, cada árbol plantado es un guardián de los mantos acuíferos.

Tan cierto como que a nivel mundial. El cambio climático ha agudizado la crisis por la falta de este recurso.

La sequía se agrava en todas partes y cuando hay huracanes o tormentas fuertes, las inundaciones provocan pérdidas humanas y materiales.

Todo se puede resolver o al menos mitigar de una manera sencilla: Sembrando árboles. 

El agua es el elemento animador de la vida, es indispensable para conservar la vida en el reino animal y el reino vegetal.

 En la estación seca, cualquier planta se marchita. Con solo ponerle agua recupera su vigorosidad y de nada servirá aplicar fertilizantes si no hay agua.

Para proteger

La Organización de las Naciones Unidas decretó el 22 de marzo como Día Mundial del Agua. Todos somos responsables de proteger el agua y de las consecuencias de no hacerlo.

La presencia de la vegetación es fundamental para cuidar el agua y para ello se debe tener muy clara la función de los árboles en este proceso.

Los árboles son los canales naturales que tiene la lluvia para infiltrarse al subsuelo, donde formará reservorios para vitalizar nuevos cultivares y los manantiales. 

El agua es un recurso invaluable para cualquier proyecto humano, desde los residenciales hasta los agrícolas.

El ciclo hidrológico comienza con la lluvia, la cual cae en forma de gotas y al contacto con superficies sólidas se evapora y necesita 1,200 años para volverse a formar en condiciones normales según publicaciones de la FAO.

Buena parte del agua de las lluvias se va en escorrentías, las cuáles ayudan a fortalecer los ríos. 

Pero también arrastra sedimentos con lo que empobrece los suelos e inundando presas hidroeléctricas, reduciendo la vida útil para la que fueron diseñadas.

Las escorrentías, al no haber árboles, producen inundaciones que afectan cultivares, provocan muertes y destrucción como ocurre con regular periodicidad en el Bajo Lempa.

Por el contrario, si llueve y las corrientes de agua llegan a una zona boscosa, el agua se infiltra al subsuelo.

Todos podemos colaborar a mejorar la calidad de vida de las actuales y futuras generaciones sembrando árboles, especialmente porque capturamos el agua y estamos gestando máquinas de hacer oxigeno y simultáneamente reservorios de carbono.

Es recomendable plantar especies perennifolias resistentes a las adversidades con raíces especiales. 

Destacan entre estos el almendro de río, ojushte, bario, pimienta gorda, chaquiro, carreto, nim, marañón, pepeto, volador, brazil, chaya, leucaena y paterna. También papaturro, cerezo, San Andrés, caimito, Llama del bosque, nance, mango, mamoncillo, cacao, zapote, sunza, izote, clivia, magnolio, manzano rosa, arrayán, dracaena, philodendro, tenantas, palmeras y otros.

Recordemos que tres cuartas partes del planeta son agua actualmente, pero si alteramos esa relación, peligra la humanidad. 

Un bosque es símbolo de vida y un desierto lo es de muerte. 

No hay excusas para no aprovechar el próximo invierno y sembrar árboles.

 El Vivero San Andrés le provee árboles frutales, forestales y ornamentales al costo y además le brinda de forma gratuita, la asesoría y contactos de ventas de sus cosechas.