Empresarios preocupados por armas en manos de pandillas

 Medidas extraordinarias del Gobierno no han dado resultado según filial de la Cámara de Comercio.

descripción de la imagen

Entre las armas incautadas por la PNC a los pandilleros, tras enfrentamientos y capturas, hay varias largas y de grueso calibre. 

/ Foto Por Lucinda Quintanilla

Por Lucinda Quintanilla

2017-01-02 10:30:00

SAN MIGUEL. Cerca de 300 armas de fuego decomisadas por la Policía Nacional Civil (PNC) durante 2016 estaban en poder de pandilleros, situación que genera incertidumbre y preocupación entre ciudadanos y empresarios en el inicio de Año Nuevo.

Según la Policía, de 305 armas de fuego incautadas, el 90 por ciento estaba en manos de delincuentes; los decomisos fueron posible tras enfrentamientos entre agentes y “mareros” y capturas posteriores.

Howard Gutiérrez, presidente de la Cámara de Comercio, filial San Miguel, asegura que las cifras revelan el poder de las pandillas en materia económica, pero además, la facilidad para hacerse de armas cuando lo requieren.

Según el empresario, las extorsiones, a las que someten a comerciantes y ciudadanos en general, les permiten a las pandillas hacer dinero fácil y con ello comprar armas de fuego de todo tipo, lo que es muy grave, pues mientras sigan teniendo financiamiento, no dejarán de adquirirlas.

“Si ellos (miembros de pandilla) tienen los medios (dinero), van  a seguir consiguiendo armas, y eso lo logran a través de las extorsiones”, señaló Gutiérrez.

Comentó que las extorsiones siguen afectando al sector y que las medidas extraordinarias impulsadas por el gobierno, no han impactado como esperaban.

Te puede interesar: Salvadoreños vinieron del exterior a divertirse a las playas

Muestra de ello es que las extorsiones están a la orden del día.

Para Gutiérrez, mientras las extorsiones, que son la principal fuente de financiamiento de grupos delincuenciales, no paren, las autoridades no controlarán que las armas lleguen a las manos de los pandilleros.

“Preocupa saber que ahora están bien armados, no solo por la cantidad de armas que les decomisa la Policía, sino porque son artefactos de grueso calibre, los que están llegando a las manos de los delincuentes”, sostuvo el empresario.

Incautadas

El comisionado Gersan Pérez, jefe de la delegación policial de San Miguel, sostuvo que la unidad a su cargo es la segunda del país en donde más decomisos de armas han reportado,  después de Sonsonate.

La mayoría de esas armas fueron usadas para cometer delitos, en su mayoría, homicidios y extorsiones, pues el 90 por ciento de ellas fueron decomisadas a delincuentes.

Varias de ellas fueron incautadas después de enfrentamientos de la PNC con pandilleros en diversos puntos del departamento de San Miguel.

“El año pasado a la fecha (15 de diciembre 2016) llevábamos 197 decomisos de armas, ahora tenemos 305; es decir 118 armas más decomisadas, el 40 por ciento de estas fueron  armas largas”, señaló.

Según Pérez, el decomiso de armas es señal que están desarmando a las pandillas, y que a comparación del año 2015, el decomiso fue mayor.

También puedes leer: A don German no lo detienen ni la edad

Explicó que la mayor cantidad de decomisos fueron registrados en las zonas rurales  y que el municipio con mayor cantidad de armas decomisadas es San Miguel.

“La mayoría de decomisos se dieron en la zona rural, puesto que la operatividad policial ha obligado a que estos sujetos se escondan y por ello este fenómeno”, señaló.

Pero mientras las cifras dan un grado de tranquilidad y una señal de efectividad policial a las autoridades de seguridad, para los empresarios y ciudadanos migueleños, es una señal de que el control de las armas sigue en las manos de los antisociales.

Los comerciantes mostraron además su preocupación por los asesinatos en el departamento, tema que también está ligado al accionar delincuencial de las pandillas y su postración de armas de fuego.

Según las autoridades, 2016 lo cerraron con más de 440 asesinatos en el departamento de San Miguel.

Buena parte de ellos fueron crímenes en que las víctimas tenían algún tipo de relación con pandilleros, ya sea por actividades ilícitas o por represalias de los delincuentes.