Si el país se desplazara por la vía de la prosperidad mi deseo sería que el 2017 sea mejor que el 2016, pero con lo que existe a nuestro alrededor en política, lo económico, la delincuencia, las relaciones gobierno oposición, la creciente corrupción, empresas al borde del precipicio, demostraciones anunciadas que cerrarán calles, desentendimiento creciente entre sector privado y el gobierno, la falta de dinero en el Ejecutivo, el presupuesto desfinanciado y aún sin aprobar, con todo eso y más cosas que ni nos imaginamos, pero sí con los pies sobre la tierra, mi mejor deseo para ustedes, es que el 2017 no sea peor que el 2016…
Y créanme, que estoy siendo optimista… Cerramos el último día del año y abrimos los primeros de este con que el gobierno prevé crear más puestos de trabajo, se prevé más gastos que ingresos, la delincuencia no baja ni retocando los números, las cárceles están rebalsando, ya se empezaron a perder puestos de trabajo y se perderán más, entre otras situaciones tristes, desgraciadamente.
Hubo un chiste que se contó en España durante la crisis, sobre un enfermo que con los brazos y todo el cuerpo vendado por quebraduras en un accidente lo llevaron a visitar a la Virgen de Lourdes, en busca de un milagro… Pues a la enfermera que conducía la silla de ruedas, por ir conversando con otra, de pronto y justo al inicio de una pendiente con pequeñas gradas se le escapó la silla… El enfermo, que no la podía parar, al ver que al final había un muro con el que irremediablemente se estrellaría y sentir que la silla con cada segundo tomaba más y más velocidad… Con mucha fe exclamaba: “¡¡¡Virgencita, Virgencita, que me quede como estoy!” ¡Y aquí, quedarnos como estamos tampoco es fácil!… No suena bien pero siendo optimista pienso que el 2017 será de sobrevivencia y muy a pesar de los tantos “feliz año nuevo” y videos y fotos que nos hemos cruzado por la mensajería electrónica, solo para pocos el buen deseo será realidad… ¡Y qué mejor, que usted sea de esos pocos!
Para los que conserven el trabajo, para los que consigan uno en el gobierno, para las empresas que sobrevivan, para las empresas que logren exportar y para las que a pesar de todo se queden un año más aquí…
Con la anunciada subida de los impuestos de importación, irremediablemente los precios subirán, y no sé si habrá, ojalá que sí y con tiempo, inteligencia y capacidad, para frenar la inflación…
Pero los que queremos a este país, aunque tengamos la posibilidad de irnos a otros donde podemos vivir, estoy seguro que nos quedaremos y seguiremos esforzándonos con fe, de que políticamente nos mantendremos en la vía democrática y que la institucionalidad se sostenga y refuerce con el apoyo de otros países y los buenos salvadoreños. Y que los empresarios, que ya pasaron por otros años difíciles, se esfuercen y concentren en mantener sus empresas, mejorando la productividad, dedicando esfuerzos e inversión a mejorar los procesos y la internacionalización de sus empresas… No va a ser fácil sobrevivir, pero con trabajo, dedicación y una buena estrategia, se puede conseguir…
Pues entonces, esperemos que no haya muchas olas, porque el país está con agua al cuello.
*Columnista de El Diario de Hoy.
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