El Centro Español celebró ayer el día de los Reyes Magos con la tradicional Cabalgata que realizaron para entregar juguetes y dulces a los infantes del Hospital Nacional Benjamín Bloom y del Hogar de Niños San Vicente de Paul.
Sonrisas se pitaron el los rostros de los infantes cuando los tres Reyes Magos y el pregonero les entregaban las muñecas, peluches, carritos y demás juguetes que llevaban para serles entregados.
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Miguel Ángel Gutiérrez, director y presidente del Centro Español, aseguró que la institución lleva más de 75 años realizando la actividad en El Salvador y el objetivo principal es llevar la alegría a los niños, además de fomentar la tradición, la fe y amor. “Estamos recordando cuando los reyes llevaron regalos al Niño Dios después de su nacimiento. Ahora seguimos esta tradición que los reyes sigan entregando regalos a los niños para regalarles un momento de alegría”, dijo.
El Centro Español entregó más de 500 juguetes en el Bloom y 150 en el Hogar de Niños. Además entregaron obsequios a los hijos de empleados del Centro Español y algunos de sus asociados.
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Antes de realizar la cabalgata, Miguel Ángel García, cónsul de la Embajada de España en El Salvador, exhortó a los padres de familia a fomentar en los niños la esperanza y fe, ya que son el futuro de la sociedad salvadoreña. “Tenemos que mantenernos unidos y caminar juntos en la inocencia y junto con la sabiduría y lúcidas vamos a lograr El Salvador que todos queremos. Es necesario que los más adultos tengan fe, esperanza y confianza en el futuro”, dijo García.
Luis Ángel tiene 12 años de edad y está internado en el hospital desde hace más de una semana. Él desde su nacimiento padece de Síndrome Nefrotrico, etapa previa a la insuficiencia renal. Ayer, con alegría recibió un carro con dulces y galletas que los reyes Melchor y Gaspar le entregaron, junto con un abrazo.
“Fue muy emocionante ver a los reyes, me siento muy contento con mi carrito”, dijo Luis Ángel.
Otro paciente, Antony, también se mostró muy alegre con el regalo que los reyes le dieron e inmediatamente lo sacó del envoltorio y empezó a jugar.
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“Nunca había tenido uno de estos (un caballito con alas), me gusta mucho”, dijo Antony.