En el marco de la conmemoración de los 25 años de la Firma de los Acuerdo de Paz, que puso fin a 12 años de conflicto armado, El Salvador ya cuenta con una escultura que llama a no volver a cometer los errores del pasado: el Monumento a la Reconciliación.
De acuerdo a como fue concebido, el Monumento a la Reconciliación está compuesto por una estatua de la cintura hacia arriba, de 12 metros de alto; y dos esculturas representadas por un soldado y una combatiente guerrillera, de siete metros de alto. Ambas fueron construidas de bronce.
Al monumento lo acompaña, a un costado, un escultumural de 4 metros de alto por 16 de ancho, el cual contiene numerosas figuras en relieve, que narran un poco sobre la historia, la cultura indígena, la Conquista, la República Federal de Centroamérica y numerosos personajes que hicieron historia en El Salvador.
Pero no solo eso, adelante del Monumento a la Reconciliación se encuentra una placa con los nombres y la firma de todos los firmantes de los Acuerdo de Paz, desde el ex secretario general de las Naciones Unidas, Butros Butros-Ghali, hasta las comisiones negociadoras del gobierno del expresidente Alfredo Cristiani y la Comandancia General del FMLN.
Tanto el monumento, el Escultumural Histórico Huellas del Jaguar y la placa de los firmantes, en su conjunto, forman la Plaza de la Reconciliación, la cual está ubicada en el bulevar ex Diego de Holguín.
Las esculturas del Monumento a la Reconciliación fueron construidas por el Taller de Fundición Vielman, de México, son de bronce, y tienen parte de las llaves que recolectaron distintas iglesias.
La construcción del escultumural lleva polvo de mármol y fue hecho por alumnos de la Escuela de Artes de la Universidad de El Salvador (UES).
La plaza, edificada por iniciativa del Ministerio de Obras Públicas (MOP), contiene mucho simbolismo y un mensaje que deben de llevar al país a no cometer los errores del pasado. “A no volver a sangrar a la Patria”, dijo el ministro Gerson Martínez.
Para el funcionario, los Acuerdos de Paz marcaron el fin del derramamiento de sangre; pero no marca automáticamente la reconciliación de la sociedad; sino, una meta en el camino.
Martínez dijo que el Monumento a la Reconciliación debe servir para las actuales y futuras generaciones como una advertencia de que hay caminos que no se deben recorrer, refiriéndose al conflicto armado.
Agregó que todos los días se debe de construir un camino a la reconciliación, por eso la escultura del soldado y la excombatiente van de la mano, caminando hacia el futuro; y atrás de ellos, otra escultura les está indicando que no deben volver a enfrentarse en una guerra. Esa escultura es Civis: La Ciudadanía.