Las fuerzas aliadas recuperaron la tumba de Jonás, destruida por el Estado Islámico

Se trata de uno de los más importantes santuarios de Irak, destruido por los yihadistas en 2014

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elsalvador.com

Por Agencias Internacionales

2017-01-17 8:14:00

BAGDAD. “Recuperamos el control de la zona de Nabi Yunés (…) e izamos la bandera iraquí sobre la tumba de Jonás”, declaró a una agencia francesa Sabah al Nomane, portavoz de las fuerzas de élite del contraterrorismo (CTS), vanguardia de la ofensiva contra Mosul, bastión yihadista en Iraq que esperan retomar.

Otros dos barrios del este de Mosul también fueron retomados al Estado Islámico (EI), agregó.

Desde julio de 2014, el Daesh atacó los mausoleos chiitas y los santuarios.

Lugar de peregrinación, el santuario de Nabi Yunés fue construido en un sitio donde existieron antes una antigua iglesia y un castillo, y es considerado por los musulmanes el lugar donde fue enterrado Jonás, también reverenciado por cristianos y judíos.

En julio de 2014, semanas después de haberse apoderado de Mosul, los yihadistas dinamitaron el santuario, desencadenando una ola de condenas.

Según la tradición bíblica, Jonás, quien trató de huir en barco tras rechazar ir a la oración de la penitencia en Nínive (antiguo nombre de Mosul), fue lanzado al mar por el capitán durante una tempestad, y luego devorado por una ballena, en cuyo vientre permaneció tres días. Fue expulsado luego por ella en la playa, tras lo cual Jonás decidió ir orar a Nínive.

El EI atacó otros sitios simbólicos en Iraq, especialmente lugares de culto chiítas, comunidad a la que considera herética. Daesh distribuyó fotografías junto a un comunicado titulado “Destrucción de santuarios y estatuas en Nínive” en las que se apreciaba a excavadoras derribando templos sufíes y santuarios chiíes saltando por los aires tras hacer estallar varias cargas explosivas. Trece años después de que los talibanes dinamitaran las estatuas de los budas gigantes en Bamiyan (Afganistán), Iraq revivió escenas similares.

La reconquista de Mosul supondría un golpe estratégico y simbólico contra EI, que aspira a gestionar un “califato” en Iraq y Siria donde aplicar una estricta visión de la “sharia”.