Los médicos la declararon muerta, después sucedió lo inesperado

Esta historia puede aplicarse en muchos aspectos de nuestra vida

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elsalvador.com

Por Mariel Reimann, Familias.com

2017-01-17 2:20:00

Ya hace 4 años desde que este memorable e increíble episodio tomó lugar en Rusia, cuando una familia disfrutaba de los festejos de fin de año en su hogar.

Según lo reportado por Up Social, Ruslan y Anastasia Odomec, los padres de la niña, ese 31 de diciembre es un día que jamás olvidarán. La pareja tenía dos hijos, Rodomir, 5, y Alesya, 3. Mientras los mayores celebraban en un sector de la casa, ellos podían escuchar a sus hijos jugando en la sala contigua, hasta que el silencio más aterrador se apoderó de esa noche.


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La ausencia de las risas de Alesya, alertó a los padres de que algo podía estar mal.

Ellos salieron a buscarla por toda la casa y la encontraron en el fondo de la piscina que la familia tenía en el interior de la vivienda. Sin saber cómo actuar ante una situación así, el padre la sacó del agua, y “basado en lo que vio en películas’ comenzó a bombear su pecho y darle respiración boca a boca. En ese momento llegó su madre, y al ver lo que estaba pasando, al ver a su hija sin vida, perdió el conocimiento y se desmayó. Por suerte los abuelos estaban en la casa y ellos fueron quienes llamaron a la ambulancia.

Luego de media hora de tratar de resucitarla, los médicos comenzaron a llenar los papeles declarándola muerta. Su padre no podía darse por vencido y se acercó al cuerpo ya sin vida de su hija, y comenzó a presionar su pecho y a darle respiración boca a boca, mientras los médicos y técnicos trataban de sacarlo diciéndole que dejara de ‘torturarla’.


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Pero el milagro llegó

Un tenue latido comenzó a escucharse y su corazón comenzó a funcionar. La llevaron al hospital en el que quedó en coma y los pronósticos no eran los mejores Alesya había estado sin recibir oxígeno por 45 minutos. Se esperaba que si despertaba los daños cerebrales serían terribles. Ella despertó luego de dos días, y los miedos se confirmaron; no podía ver, moverse ni hablar.

Alesya, que sin duda no entiende de imposibles, como su papá, puso toda su fuerzas y se recuperó por completo. En unas semanas pudo ver y luego hablar y luego ser la niña que siempre fue.


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A veces rendirse es la opción más fácil aunque sea la más dolorosa. Mientras todos los demás se habían rendido, fue la determinación de su padre, más un milagro lo que no dejó que Alesya se fuera de este mundo. Esta historia puede aplicarse en muchos aspectos de nuestra vida. No debemos dejar de luchar, aún cuando para el resto del mundo parezca que estamos torturándonos.