Gilberto Santa Rosa: ???Mis hijos me regañan si no uso redes sociales???

Entrevista al salsero boricua, quien pasó por El Salvador para PA25. Aborda todos los temas: sus gustos, sus sueños y sus dificultades para adaptarse al mundo digital.  

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elsalvador.com

Por Claudio Martínez

2017-01-18 9:12:00

Aquel que no conozca a Gilberto Santa Rosa difícilmente identificará a ese hombre sobrio y elegante que camina relajado por los pasillos del Hotel Sheraton Presidente como si fuera un  huésped más. No hay ni un solo rastro -ni en su aspecto, ni en su vestimenta, ni en su actitud- que evidencie que esa persona es una gran estrella de la música latinoamericana, ganadora de discos de oro, Grammy y otras distinciones.

El cantante puertorriqueño, 54 años, es la antítesis del divo que podría ser. Tiene modales hasta para pedir un café, paciencia para derrochar y una sonrisa siempre lista. Quizás por todo eso alguna vez, hace ya mucho tiempo, un locutor radial lo bautizó “El Caballero de la Salsa”.  

El Caballero de la Salsa…

Así es. Ese el apodo que me pusieron y lo menos que uno puede hacer es defender ese título como se pueda. Siempre es un gusto estar en El Salvador.

Se habrá reencontrado con varios amigos aquí, ¿o no?

Sí, claro. Para empezar varios músicos. Y también Álvaro Torres, al que hacía bastante que no veía. A Álvaro lo conozco de la primera vez que fue a Puerto Rico. Nos hicimos amigos, hicimos llave, como decimos nosotros.

¿Qué opina de la música actual?

Ha cambiado mucho el lenguaje y yo no critico a la gente que tiene otro estilo de hacer música. Cada cual tiene lo suyo. Pero obviamente me gusta más el tipo de música que yo hago y que canta gente como yo. No sé, pienso que la belleza que hay en la canción romántica sirve para estos días tan violentos que vivimos y con tanta prisa. Es un bálsamo. También está la letra de la canción festiva, que quizás no tiene mucho que decir pero sí mucho para disfrutar… Y con eso no hay problemas, pero..

Pero…

Pero yo le tengo un poco de miedo y me aparto de las letras violentas o que sugieren violencia.

O con doble intención.

A veces con una sola. Son tan directas que son ofensivas. Yo puedo disfrutar y me parece simpática una canción pícara, pero de ahí a la ofensiva, a la cosa cruda, no. Este tipo de música no es mi favorita.

¿Salsa o bolero?

Yo he cantado más salsa que bolero. Comencé cantando boleros y haciendo un cálculo rápido quizás un 70% a 30 % en términos de repertorio a favor de la salsa, pero me siento contento de poder hacer las dos cosas, y que haya tenido éxito en ambos. La carrera me ha dado para complacerme, porque  ambas son mis dos pasiones.

Usted es un cantante atípico. No se viste ni se mueve como una estrella…

Es que aquí hay de todo un poco. Yo vengo de una casa muy humilde, muy tradicional y es la parte que la carrera te deja disfrutar: la cercanía con la gente. Yo soy consciente de que hay artistas de otro nivel a los que se le hace muy difìcil hacer eso. Es curioso, hay gente a la que se le complica caminar por la calle como una persona común y corriente. Después hay otros que no tienen el nivel, pero que igual quieren caminar como los que se les hace difícil. Pero en el caso mío me considero una persona normal. Vamos, ningún artista puede decir que no le gusta ser popular. A mí me gusta que la gente se nos acerque y que nos hable. Eso sí, no soy una persona de andar con un séquito ni mucho menos.  

Por eso la referencia de que no parece una estrella…

Es que yo no me la creo. Puedo ser muy popular aquí y dos cuadras más allá no me conoce nadie. Yo disfruto la popularidad que puedo tener en determinado lugar.

¿Cómo es la relación entre su música y los jóvenes?

Curiosamente en Latinoamérica hemos encontrado que la juventud participa mucho más. Yo nací, me crié y vivo en Puerto Rico. La salsa es más popular entre los jóvenes en Perú, Colombia o en Centroamérica. Cuando vamos a estos países va gente más joven. Eso me ha ayudado a hacer colaboraciones con artistas más jóvenes.

¿Como con Natalia Lafourcade?

Sí, con ella, con Yandell, con Tito el Bambino… A ese grupo esta música le cae simpática y así te empiezan a conocer. En Estados Unidos, en cambio, mi público es un grupo más maduro. Lo mismo que en Puerto Rico, donde siempre he tenido una oportunidad de tener trabajo. De hecho fue mi primera plaza, hacer carrera allí y eso es una bendición. Eso te da cierta tranquilidad. Modestia aparte, estuve diez años siendo profeta en mi tierra. Después se dio la posibilidad de salir al exterior y Venezuela fue mi primera plaza internacional.

En aquellos tiempos el trajín era intenso, ¿no?

Sí, era duro. Pero uno se acostumbra al trajín, incluso en algún momento hasta nos hace falta. Puerto Rico siempre fue una buena plaza para los músicos. En el verano, en unos cuatro meses, podría hacer hasta 100 shows, a veces hasta tres veces al día. Pero el tiempo fue cambiando la manera de presentarse. Antes todo era más duro. Ahora un concierto puede durar una hora y media o dos, antes duraban más. Cuando yo cantaba con orquesta e íbamos a tocar a los bailes eran cuatro horas de contrato. También cantaba en bodas.  

Volviendo a los duetos, ¿con quién le gustaría hacer un dúo?

Hice muchos duetos, y me faltan muchísmos más. Me gustaría con gente que admiro, algunos jóvenes y otros veteranos.

¿Cuál sería el Top 3?

Es muy difícil…

Vamos…

Bueno, hay un cantante mexicano tradicional, Marco Antonio Solís. Hemos cantado en fiestas, pero nunca hemos grabado nada. Me gustaría hacer algo con él, también con Pedro Capó, un muchacho nuevo puertorriqueño. Y para no masculinizarlo, algo con alguna mujer. Hay cantantes exquisitas. Difícil escoger una, no sé…

¿Shakira?

Imagínate. ¿A quién no le gustaría cantar con Shakira? ¿A quién no le gustaría cantar con Luis Miguel? Y te estoy hablando de su calidad vocal, no de su fama. Soy fanático de los dos.

¿Hacemos la solicitud a través de estas páginas? Shakira,  Luis Miguel, ya saben…

Espero que lean esto y se entusiasmen (risas).

¿Por qué no? Los duetos cada vez son más comunes.  

Sí, antes eran muy difícil por el tema de las disqueras. El problemas siempre fueron las disqueras.

¿Cómo?

Sí, los cantantes siempre queremos cantar juntos, pero los managers no nos dejan. Te dicen“ese no te conviene”, “no está a tu nivel”, o que está en otra disquera. Pero al final eso se acabó y ahora es más fácil. ¿Sabes a quién hay que darle ese mérito?

No, ¿a quién?

A los reguetoneros.

¿A los reguetoneros?

Sí, si algo positivo aportaron los muchachos del reguetón fue eso. Rompieron eso. Tuvieron tanta fuerza que las disqueras empezaron a conseguir ese público al hacer ese tipo de colaboraciones y entonces se rompió la barrera. No es nada difícil que una cantante megaestrella fuera y cruzara la línea y que cantara con un reguetonero que venía en camino de ser una superestrella.

¿Cómo cambió la vida de un músico en esta era digital y de las redes sociales?

Para un cantante como yo ahora es complicadísimo. No domino el tema. Todo es digital, todo es diferente. Todo el marketing, toda la promoción, la premura con que sea hace, la rapidez con que llega el éxito y la también la rapidez con que se va. Para nosotros, que venimos de otra era, hay que hacer los ajustes.

¿Quién le asesora?

Pero para eso tengo hijos. Todos los días me regañan cuando me ven que no estoy muy activo en las redes o cuando me ven que estoy haciendo algo muy tradicional.

Un mensaje tipo: “papá, hay que modernizarse..”

Sí, eso. Pero me ayudan mucho cómo enfocarse. Haciendo la salvedad que para todo yo creo en lo mejor de los dos mundos. Es decir, mezclar la tradición con lo moderno, porque de las cosas de antes hay muchas cosas buenas y siguen siendo efectivas.

¿Por ejemplo?

Con los medios tradicionales se capta más la atención del público. Es cierto que gracias a las redes sociales te llegan cosas que de otra manera no te llegarían. Te llega una canción, la escuchas, te gusta… Pero a los 15 segundos te llegan 50 canciones más. Entonces te cuesta asimilar, difícilmente digas “Caramba, la número 37 qué buena era…” Antes, una canción empezabas odiándola y al final la terminabas amando de tanto que la escuchabas. Ahora todo pasa más rápido. Antes pegabas una canción y la oías en todas partes, en la tienda, en los carros, ahora es más complicado.

Todo es más volátil…

Esa es la parte menos buena. Por eso cuando hay un éxito mundial también hay que aplaudirlo, porque este señor o señora pudieron imponerse por encima de todo. También hay que decir que gracias a las redes sociales se ha colado mucho trabajos independiente, algo que antes no pasaba.

¿Cómo oyente explora sonidos nuevos, géneros y artistas nuevos?

Sí, me gusta escuchar cosas nuevas, lo hago a menudo.

¿Música electrónica?

No, no llegó hasta ahí.

¿De heavy metal mejor no preguntar?

No.

¿Y qué escuchan sus hijos?

El menor se rebusca, me viene con cosas que descubre, de repente me viene con algo de Uruguay. En cambio los demás son Top40, escuchan los éxitos, lo que está de moda. Pero yo le doy una oportunidad a la música para que me guste o no. Nosotros tendemos a descartar, decimos “eso no sirve de nada”. Puede que algo no te guste, pero cada música tiene su encanto y cada artista tiene su ciencia y su público.

¿Cómo lo trataron en El Salvador?

La verdad es un honor haber estado aquí. Yo soy un pacifista, no soy un activista, pero todo lo que conlleve a que el mundo viva en paz en una época tan violenta yo estoy a favor. Nosotros como raza tenemos que tomar cartas en el asunto. ¿No sé a quién se le metió en la cabeza que el mundo se tenía que acabar para cumplir con no sé qué profecía? Por eso estoy a favor de todo lo que tenga que ver con la paz y la unidad. Honradísimo de la invitación y de la calidad artística increíble que tuvo este histórico concierto.

Ya puede decir, yo estuve ahí…

Sí, y espero que me inviten para los 50 años. Para ese entonces tendré casi 80 años, pero bueno. Está Tony Bennett haciendo música a los 90 años. La gente habla mucho del retiro, yo veo a gente como Bennett que me inspira. Yo digo, si Dios me da la salud y el recurso para hacer una presentación digna como hace Bennett, ¿por qué no? Ahora si la gente está yendo al espectáculo solo para ver lo que yo era, ahí ya no.

¿Y entonces?

Entonces será hora de quedarse en la casa.