Lecciones de los empresarios para el FMLN, lección 1

Ahora que han manejado VECA y la han llevado a la quiebra, la realidad les está mostrando que no había un espacio reservado en el mercado para que cualquiera que fuera el dueño de VECA ganara dinero.

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Foto Por edhdep

Por Manuel Hinds*

2017-01-19 7:52:00

Esta semana la línea aérea VECA, fundada con dinero de Alba y manejada por líderes del FMLN, colapsó, dejando sin cumplir muchas obligaciones con proveedores, empleados y clientes. El colapso se desencadenó cuando los dueños de uno de los dos aviones que volaba la empresa lo embargaron porque la aerolínea no pagaba su alquiler. Vergonzosamente, hasta el momento del colapso VECA siguió vendiendo pasajes a sabiendas que no los iba ni a honrar ni a pagar nunca. Los gerentes tenían que haberlo sabido porque entendían que les iban a quitar el avión porque no estaban pagando el alquiler, y que esto los iba a llevar a la quiebra. 

El FMLN y sus simpatizantes deberían de reflexionar sobre esta quiebra, y sobre las pérdidas de todas las empresas que el partido fundó con dinero de los venezolanos que ahora están pasando hambre. Son baños de realidad que contradicen el concepto que han tenido toda su vida de lo que es el mundo y cómo funciona. En su primitiva ideología marxista, ellos pensaron que con el mundo ya había venido apartado un puesto para cada empresa, de modo que los empresarios solo habían tenido que apoderarse de ellas, como quien se apropia de una silla en el teatro y se asegura una buena vista de la función. En su ideología, los servicios de los empresarios no representan valor agregado, porque, según ellos, la verdadera producción solo la hacen los trabajadores. 

Ahora que han manejado VECA y la han llevado a la quiebra, igual que a todas las empresas que han manejado, la realidad les está mostrando que no había un espacio reservado en el mercado para que cualquiera que fuera el dueño de VECA ganara dinero. Tampoco había una prohibición de que VECA existiera y ganara mucho dinero. Como todas las empresas, VECA pudo haber sido un éxito o el fracaso que fue, no porque hay una predeterminación en la historia, sino porque las empresas tienen éxito o fracasan dependiendo de cómo son manejadas. Si la hubieran manejado bien, hubiera crecido y sido un éxito como tantas empresas salvadoreñas. Pero como la manejaron mal, la llevaron a la quiebra. 

Después de ser humillados por la realidad, los del FMLN deberían de entender y respetar a los miles de empresarios salvadoreños, de todos los tamaños, que ellos han odiado y envidiado por tantos años. Esos empresarios luchan diariamente para hacer lo que ellos no pudieron hacer —pagar los sueldos de sus empleados, pagar a sus proveedores, cumplir con sus clientes y no dejarlos colgados con pasajes que no podrán nunca usar ni cobrar. Dos aviones, dinero y unos cuantos pilotos y empleados no hacen una empresa. Lo que la hace es la organización y la fuerza que le da un empresario de verdad.

Y después de entender esto deberían de sentirse mal de que en su soberbia inaudita llegaron a creer que podían manejar no solo empresas sino también el estado, y que en el espíritu de esa soberbia ellos armaron una guerra terrible que dejó ochenta mil muertos solo para lograr tener lo que ahora ellos tienen: empresas quebradas y un estado fallido, y ni la más mínima idea de cómo levantar al país que están hundiendo con sus fracasos. 

Al igual que con VECA, ellos han destrozado las finanzas del país mientras han devaluado todos los servicios públicos que el gobierno debería de estar brindando. Al igual que VECA, el estado salvadoreño está fallido, no porque falten unos nuevos Acuerdos de Paz, ni porque no han podido gobernar por la polarización (ellos han controlado el Ejecutivo y la Asamblea Nacional en sus dos gobiernos) sino por dos razones vergonzosas: una por su incompetencia para manejar empresas e instituciones, y la otra por sus constantes esfuerzos por socavar las instituciones democráticas del país para asegurarse el control total del país, aun sabiendo que son incapaces. Esto es otra prueba de que los ha movido siempre no ideales sino su soberbia insatisfecha. ¿Y para esto fueron todas las muertes? 

*Máster en Economía,
Northwestern University.
Columnista de El Diario de Hoy