Salvadoreños de distintos sectores de la diversa comunidad salvadoreña en el Área Metropolitana de Washington miden sus expectativas de cara al nuevo mandato presidencial.
“Incertidumbre” es la palabra de común denominador en decenas de salvadoreños residentes en el Área Metropolitana de Washington abordados por El Diario de Hoy para tener una medición rápida de las expectativas de lo que esperan los connacionales involucrados en la vida productiva de este país en diferentes sectores.
El Senador Víctor Ramírez, político salvadoreño en la Cámara Alta del legislativo estatal de Maryland, reconoce que la incertidumbre tiene un asidero en cosas concretas que se no se han definido para una transición presidencial -de costumbre- en Estados Unidos donde la alternancia entre Demócratas y Republicanos es una norma.
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Sin embargo, el contexto actual este político reconoce que hay muchas piezas sueltas que espera se vayan acomodando a medida pasen los días cuando el presidente asuma su rol y entienda la dimensión de los problemas de la primera potencia del mundo.
Senador estatal de Maryland, Víctor Ramírez,
“Yo creo que Donald Trump es un hombre que dice mucho, pero en el fondo son solo palabras, porque las cosas de gobierno son mucho más complejas de cómo él quiere definirlas”, comenta el Senador Ramírez, quien adelanta que, en el aparato legislativo de Maryland, en sesión desde la semana recién pasada, hay un paquete de leyes con las que el poder estatal -de dominio demócrata- buscará asegurar más su autogestión ante el nuevo gobierno federal.
Por su parte el empresario salvadoreño Carlos Castro, presidente de la cadena de Supermercados Todos, en Virginia, coincide también en que Trump es una persona que está demostrando que “aunque dice mucho, pero su palabra vale muy poco; hay que reconocer también que es un hombre impredecible y eso puede ser difícil de llevar”, reflexiona.
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No obstante, reconoce que en el mundo de negocios y oportunidades Estados Unidos seguirá siendo un atractivo para invertir, crecer y prosperar; su mensaje para la comunidad salvadoreña e inmigrante es que la situación actual conlleve a una mayor unificación y aprender a encontrar las puertas donde se debe tocar con seguridad a ser escuchado.
“Al final de cuentas este momento puede ser positivo, porque nos obliga a unirnos y saber asumir compromisos como comunidad, eso de marchas y protestas no sirve para nada, pero si saber hablar con quienes toman las decisiones”, vaticina.
Para trabajadores en una situación más vulnerable como la compatriota María Martínez, quien llegó a Estados Unidos hace tres años procedente de La Libertad, espera que el nuevo liderazgo en la primera potencia mundial reflexione y llegue a entender que los inmigrantes trabajadores como ella, que día a día se entregan a su empleo para salir adelante son parte de la contribución a Estados Unidos.
“Esperamos que todo va estar bien y que dios ilumine la mente del nuevo presidente para que entienda que nosotros somos trabajadores que estamos aquí por salir adelante con nuestra familia”, dice mientras está en la jornada laboral en una tienda en Woodbridge, Virginia.
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Activistas como Walter Tejada, quien figuró como funcionario electo del gobierno de Arlington, Virginia, hasta finales de 2014 que dejó la plaza en el gobierno local al no presentarse a reelección después de cuatro periodos en el cargo, enfatiza que en este nuevo tiempo debe nacer un genuino compromiso de los salvadoreños y de otras minorías por defender los derechos ganados.
“Es un momento muy decisivo para entender también como inmigrantes que somos, qué no podemos seguir siendo llamarada de tuza como se dice, solo entusiasmarnos y después apagarnos, es un tiempo que va demandar mucho pulso, conciencia y hasta acción”, puntualiza.
María de León otra connacional que trabaja en el área de servicios de limpieza en Maryland, llega a la conclusión de que, aunque la situación -a partir de lo que se dice- no pinta bien “yo no tengo miedo, lo que tengo es ganar de seguir luchando por nuestros derechos”, puntualiza.