La historia del comandante Ortega

Sin mayore estudios, ha logrado escalar y mantenerse en el poder  y sobrevivir del erario público.

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elsalvador.com

Por Iván Olivares, corresponsal en Nicaragua

2017-01-21 3:27:00

La vida adulta de Daniel Ortega puede resumirse en unas cuantas líneas: dejó la universidad antes de terminar la carrera, por lo que desde el punto académico sigue siendo un bachiller. Pero es quizás el bachiller más rico de Centroamérica.

Luego de dejar la universidad, se integró a la insurrección contra Somoza, lo que le valió muchos años de cárcel y exilio (y pocos años de combate), pero que no impidió que llegara a formar parte de los nueve comandantes que integraban la Dirección Nacional del Frente Sandinista.

Desde que llegó al poder en 1979, Ortega ha vivido del erario público: once años al frente del gobierno que dejó en abril de 1990, y desde entonces ha cobrado una pensión como expresidente, luego obtuvo un salario como diputado ante la Asamblea Nacional, y nuevamente su salario como presidente desde 2007 hasta el presente, y que obtendrá por los próximos cinco años.

En el proceso, la historia muestra a Ortega como coordinador de la Junta de Gobierno que dirigió el país entre 1979 y 1984. Luego, como presidente de la República entre 1985 y 1990, cuando una victoria inesperada de Violeta Barrios de Chamorro le sacó del poder en abril de ese año.

Vendrían después numerosos intentos desesperados por regresar a la presidencia, para lo cual fue apartando al resto de líderes que también tenía aspiraciones presidenciales. Así, Ortega disputó (y perdió) tres elecciones consecutivas:  con la señora Barrios de Chamorro en 1990, con Arnoldo Alemán en 1996 y con Enrique Bolaños en 2001.

Su regreso al poder en las elecciones de 2006 fue posible gracias a la división del segmento liberal, y a las negociaciones entre Ortega y Alemán que bajaron a 35 % el mínimo de los votos para acceder a la presidencia del país.

Ortega ‘ganó’ esas elecciones con 38 %, la siguiente (2011, en medio de acusaciones de fraude masivo) con 62 %, y la más reciente (2016, con una abstención récord cercana al 70 %), cumpliendo así la premisa del fallecido comandante Tomás Borge: “Todo puede pasar aquí, menos que el Frente Sandinista pierda el poder… cueste lo que cueste, digan lo que digan”.

¡Misión cumplida, comandante!