Populismo latinoamericano en inglés

 Trump trazó los grandes rasgos de un plan económico proteccionista que contrasta con las políticas de mercados (y fronteras) abiertas que muchos de sus mismos colegas Republicanos en teoría apoyan.

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MCX01. Foxborough (United States), 22/01/2017.- New England Patriots LeGarrette Blount celebrates his touchdown against the Pittsburgh Steelers in the third quarter of the AFC Championship game at Gillette Stadium in Foxborough, Massachusetts, USA, 22 January 2017. The winner of the AFC Championship will go on to face the Atlanta Falcons in the NFL's Super Bowl LI in Houston, Texas, USA on 05 February. (Disturbios, Estados Unidos) EFE/EPA/JOHN CETRINO *** Local Caption *** 53269114 USA AMERICAN FOOTBALL AFC CHAMPIONSHIP / Foto Por edhdep

Por Cristina López*

2017-01-22 8:42:00

El viernes Donald Trump se juramentó como presidente de los Estados Unidos, y para quienes tuvimos el privilegio de crecer atestiguando la fauna del populismo latinoamericano el discurso inaugural del nuevo presidente sonó como un cuento que ya nos habían contado. Esta historia, de apelaciones al pueblo y el rechazo de elitistas hipócritas a las élites (u oligarquías, si quiere), ya la hemos oído.

Impresiona, eso sí, saber que ni uno de los países más desarrollados del mundo pudo hacerle frente a las sirenas del populismo. Que su capacidad de apelar a lo más visceral del ser humano es resistente a cualquier cultura. El primer discurso de Trump no contó con la humildad que caracterizó los discursos de Washington o Jefferson. Habló de un Estados Unidos distópico lleno de crimen (excepto por 2015, la tendencia de la tasa criminalidad en Estados Unidos es decreciente) y pobreza y declaró que él le pondría un alto a la “carnicería estadounidense” que, según dijo, está ocurriendo.

Lo que oímos lo pudimos haber oído de cualquiera de nuestros popolistuchos latinoamericanos, solo que en inglés. Recurrió al ignorantísimo proteccionismo antiglobalización. Declaró que a partir de ahora, se impondrá el “Estados Unidos primero” que según él implicaría la contratación exclusiva de estadounidenses y la preferencia única por productos estadounidenses, ignorando las muchas maneras en que semejante política terminaría encareciendo la vida de los estadounidenses mismos. ¡Cuántos trabajadores —científicos, doctores, programadores, limpiaventanas, agricultores, profesores universitarios— provenientes de todas partes del mundo, que han escogido Estados Unidos como su patria adoptada, habrán oído eso como una amenaza directa a sus futuros y los de sus hijos (algunos de estos, estadounidenses)!

Trump trazó los grandes rasgos de un plan económico proteccionista que contrasta con las políticas de mercados (y fronteras) abiertas que muchos de sus mismos colegas Republicanos en teoría apoyan. Todo en nombre de un patriotismo mal entendido. El nacionalismo populista de “estoy devolviéndoles el poder” del tipo que no tendría nada que envidiarle al de una Eva Perón. 

Trump está por poner a prueba las teorías de tantos politólogos y expertos en ciencias políticas, de que la fortaleza de las instituciones democráticas se correlaciona de manera inversa con el autoritarismo. Dependerá del sistema de pesos y balances limitarle el poder a este populista de maneras que no lo ha hecho en nuestros países latinoamericanos. La prensa libre será más importante que nunca en su rol de demandar transparencia y criticar al poder, sobre todo en vista de que quien tomó posesión cuenta con negocios internacionales personales que harán de su administración una maraña de conflictos de interés, y que durante su campaña antagonizó abiertamente a los medios de comunicación cuando el contenido no era de su agrado. Será su resistencia al populismo y no su adherencia a él lo que determinará si “América” será de nuevo grandiosa.

* Lic. en Derecho de ESEN 
con maestría en Políticas Públicas 
de Georgetown University. 
Columnista de El Diario de Hoy. 
@crislopezg