Correa deja Ecuador en números rojos

El 19 de febrero de 2017 se realizaran las elecciones para elegir al Presidente y Vicepresidentes de Ecuador para el periodo 2017-2021

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elsalvador.com

Por Agencias Internacionales

2017-01-22 8:00:00

QUITO. El economista Rafael Correa, actual gobernante de Ecuador, dejará su cargo este 19 de febrero con las cifras en rojo.

La semana pasada empezó oficialmente una campaña electoral con una única certeza: habrá un nuevo presidente en el país. Correa, con dos mandatos cumplidos, no puede presentarse de nuevo a la reelección.

Y se va, justo, el año en que peor le ha ido a la economía ecuatoriana, el primer año en que cerrará con decrecimiento.

El Banco Central de Ecuador despidió el 2016 con la publicación de las cifras de crecimiento del Producto Interno Bruto del tercer trimestre. El saldo fue negativo y se prevé que el año terminaría igual.

A finales del año pasado, el Fondo Monetario Internacional (FMI) previó que la economía del Ecuador presentará cifras positivas el 2021, con 1,5% de crecimiento. 

El PIB de Ecuador se contrajo, de junio a septiembre, un 1.6% y al cierre de ejercicio lo hará un 1.7%, según la nueva gerente del Banco Central de Ecuador (BCE), Madeleine Abarca.

En el periodo anterior, la economía nacional había retrocedido un 2.2%. Y así lleva, en declive, desde junio de 2015.

Hasta que a inicios de 2016 llegó la caída más fuerte, un -4.1% de enero a marzo, coincidiendo con que el precio del barril de petróleo de Texas, referente para Ecuador, tocaba mínimos de 2003 en torno a los $25.

Al gobierno de Correa le tocó entonces reajustar su presupuesto. Había previsto unos ingresos con un precio de petróleo de $35, pero la cotización de inicios del año pasado no daba para cubrir los gastos.

Después el crudo comenzó a recuperarse poco a poco, pero el país encajó el golpe de un terremoto cuyo coste, en términos de reactivación económica, se calculó en $3,300 millones.

Y todo eso, en medio de una época de estrechez -el gobierno se ha negado reiteradamente a llamarla crisis-, que se ha reflejado en una caída del consumo, de la recaudación tributaria y un deterioro del empleo. 

Ni siquiera han sido suficientes los más de $1,000 millones que el Fisco ecuatoriano ha conseguido recaudar de forma extraordinaria este año, con la subida temporal del IVA (del 12% al 14%) y las contribuciones solidarias -y obligatorias- que han salido de los salarios, de los beneficios de las empresas y de los patrimonios de los más ricos para apoyar a la recuperación de Manabí y Esmeraldas, las dos provincias más afectadas por el terremoto de abril, en el que murieron 660 personas. 

Con ese paquete de medidas, el Servicio de Renta Internas ha recaudado $12,261 millones entre enero y noviembre de 2016, que son $220 millones menos que un año antes. 

Si no se tienen en cuenta las contribuciones solidarias, la brecha con la recaudación del 2015 llega a casi $1,300 millones, como reflejo de la contracción de la actividad económica.

La agricultura, la manufactura, el comercio y la construcción son las cuatro facetas más fuertes de la economía nacional (representan el 43.4% de un PIB de poco más de $100 mil millones), pero las cuatro han pasado todo el año a la baja.

Con este panorama de indicadores económicos a la baja, a los candidatos a presidente de la oposición les preocupa el legado de deudas que va a dejar el gobierno actual para su sucesor.

Para la abogada Milica Pandzic, 11 reformas tributarias han aumentado considerablemente la carga del contribuyente y además, el gobierno sigue endeudándose con organismos multilaterales y con China. “No es necesario ser un economista ilustrado para entender que el milagro ecuatoriano es solo el espejismo de un proyecto fracasado que pronto mostrará su verdadero rostro”, dice.

Ya a mediados de 2016, Guillermo Lasso (de CREO), el principal rival del correísmo, aseguraba que la deuda crecía más que la economía.

En cifras, sin incluir diciembre, el Estado adquirió el año pasado $13 mil millones en endeudamiento interno y externo, llegando a más de un 38% del PIB.

La Constitución ecuatoriana fija un tope del 40% del PIB, pero el Ejecutivo de Correa modificó la fórmula de cálculo de deuda en octubre para dejar fuera, por ejemplo, la deuda del gobierno con las instituciones públicas y así rebajar el saldo a un 26%. Este cambio, según justificó el gobierno, responde a parámetros internacionales.

Pese a todo, Correa es optimista y, como ya anticipó el BCE, se espera que en 2017 la economía se recupere e incluso llegue a crecer al 1.42%.

La estabilización de los precios del petróleo a nivel internacional y la entrada en vigor del acuerdo con la Unión Europea son la principal esperanza para aumentar los ingresos.

Para Pandzic, la situación de la libertad de expresión ha desmejorado notablemente con una Ley de Comunicación que sanciona y amordaza a los medios independientes y cualquier crítica abierta al gobierno, incluso por redes sociales, es razón suficiente para investigación judicial y censura.

Por otro lado, dice, la Función Judicial se sometió a un proceso de “reestructuración” por parte del Ejecutivo, acabando con la poca independencia de la primera. Y la Constitución ha sido irrespetada en literalidad y en espíritu siendo el ejemplo más reciente la aprobación de la Corte Constitucional para reformarla desde la Asamblea y permitir la reelección indefinida de autoridades públicas.