Ellie Farrier trabaja como maestra en Praga, la capital checa. Cuando escuchó que en su ciudad de residencia se acompañarían las masivas marchas que ocurrieron en Estados Unidos, sin dudarlo decidió unirse. En esta, no solo se juntaron estadounidenses que ahí residen, sino también locales que expresaron su rechazo al discurso de aislacionismo y rivalidad, así como el populismo que se vive en Europa.
“La marcha fue pequeña, pero muy empoderadora. El presidente checo ha apoyado a Trump, por lo que fue llamativo ver no solo a estadounidenses viviendo acá sino a una comunidad internacional amplia en la marcha hoy”, dijo Farrier a este medio.
No dejes de leer: “Más que una marcha, era una fiesta de unidad”
La joven maestra resaltó dos discursos que se dieron en la Plaza Wenceslao, la más importante de la ciudad.
El activista checo Vaclav N?mec recordó que fue en ese mismo punto de la ciudad donde los checos se organizaron contra la europa fascista hace más de setenta años, contra el bloque soviético en la segunda mitad del siglo XX y más recientemente en solidaridad con Siria y Ucrania. “Nunca pensamos que estaríamos en la plaza acompañando a Estados Unidos”, recuerda que se dijo.
Ellie también recuerda las palabras de Gail Whitmore, una terapeuta residente en Praga, quien afirmó haber pasado los últimos meses muy triste por el estado del mundo. “Hoy marca el fin de mis lamentos y el inicio de mi lucha”, dijo Whitmore ante los cientos de personas que se congregaron.
A su juicio, estos dos puntos marcaron la tónica del evento al cual a pesar del inclemente frío, cientos de personas se sumaron.
Finalmente, resaltó, fue una oportunidad para que la corrupción sea perseguida y para que todos reafirmaran su compromiso con defender la libertad de prensa. “Fue asombroso”, concluye.
La marcha en Praga fue una de las más de 600 manifestaciones alrededor del mundo. En estas, se calcula que participaron cerca de 4.5 millones de personas.