México teme al futuro con Trump

Ahora Trump asume el cargo con la promesa de que controlará la inmigración, luego de una famosa intervención en la que tachó a los migrantes de delincuentes y "violadores".

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elsalvador.com

Por Agencia AP

2017-01-19 6:43:00

La investidura de Donald Trump como presidente de Estados Unidos no podrí­a haber llegado en peor momento para México.

La violencia del narcotráfico ha repuntado de nuevo, el gobierno tiene problemas para combatir la corrupción rampante y se han registrado protestas en todo el paí­s por el aumento este mes de los precios de la gasolina. México ha visto descender su producción de petróleo y no consigue producir todo el combustible que necesita.

Incluso antes de asumir el cargo, Trump ya ha dañado la economí­a mexicana al presionar a las automotrices para que saquen sus factorí­as de México, lo que amenaza a su sector manufacturero más importante y su posición como estrella en ascenso en la producción de automóviles. Ante un incierto panorama económico, el peso ha caí­do a mí­nimos históricos frente al dólar.


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Ahora Trump asume el cargo con la promesa de que controlará la inmigración, luego de una famosa intervención en la que tachó a los migrantes de delincuentes y “violadores”. Las remesas que enví­an esos expatriados inyectan miles de millones de dólares en la economí­a mexicana.

El presidente electo también ha amenazado con imponer aranceles sobre los productos mexicanos y con obligar a México a renegociar el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (conocido como TLC) y a pagar un muro a lo largo de los 3.145 kilómetros (2.000 millas) de frontera.

“Hemos iniciado un año lleno de retos y contrariedades”, dijo el miércoles en un comunicado la Comisión Episcopal mexicana para la Pastoral Social. “Las crisis económicas internacionales son fatales para nuestra economí­a, las elecciones y decisiones polí­ticas de nuestros vecinos son paradójicamente tan importantes para nuestra dinámica como paí­s, pero no tenemos siquiera la posibilidad de opinar”.


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La victoria de Trump también ha empeorado la opinión de los mexicanos sobre su presidente, Enrique Peña Nieto, que celebró una impopular reunión con el entonces candidato republicano.

El í­ndice de aprobación de Peña Nieto cayó al 12% este mes, según un sondeo de Grupo Reforma. Eso coincidió con un impulso del polí­tico populista de izquierdas Andrés Manuel López Obrador, cuyo partido Morena adelantó a todos los demás en la encuesta de Reforma. El 27% de los encuestados dijo que votarí­a por Morena si las elecciones a la presidencia, previstas para 2018, se celebrasen ahora. El sondeo tiene un margen de error de cuatro puntos porcentuales.

Dos grandes fabricantes han abandonado ya sus planes de expansión en México, y Trump ha amenazado a General Motors y BMW con un impuesto fronterizo sobre los vehí­culos construidos allí­.


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Por ahora, BMW se ha atenido a sus planes de abrir una nueva fábrica en México, mientras que GM anunció que trasladarí­a de México a Michigan 450 nuevos empleos en la fabricación de ejes para camionetas descubiertas.

Las agencias de calificación han reducido la nota de la deuda de México, se espera que la inversión directa extranjera sufra y el gobierno ha tenido que reducir el gasto y aplicar el aumento de precios del combustible, que desencadenó protestas generalizadas y saqueos.

La inminente crisis ha dividido a los mexicanos en tres grandes grupo. El primero lo forma una elite gubernamental y de negocios que confí­a en ganarse a Trump con una estrategia pragmática, basándose en la experiencia corporativa del próximo presidente.

El segundo reúne a grupos agrí­colas a los que nunca les gustaron las enormes importaciones de grano estadounidense barato amparadas por el TLC y que confí­an en revocar partes del acuerdo de 1994. Otro segmento de la población quiere que sus lí­deres planten cara a los que mexicanos perciben de forma generalizada como la actitud abusona de Trump.

“Toda la sociedad mexicana está asustada por un presidente bravucón”, dijo Eugenia Correa, economista de la Universidad Nacional Autónoma de México, que predijo unos próximos meses movidos. “Las calificaciones van a seguir bajando, las inversiones extranjeras no van a llegar, o van a esperar a ver qué pasa”.

Correa señaló que, debido especialmente a las promesas de campaña de Trump, México tiene que reducir su dependencia de Estados Unidos, que es de lejos su mayor socio comercial, desarrollando refinerí­as nacionales de petróleo, la agricultura y lazos comerciales con otros paí­ses latinoamericanos.

Algunos temen la posibilidad de una oleada de migrantes que regresan, ya sea por deportaciones o por huir de un entorno hostil en Estados Unidos. Por ahora sólo ha habido casos anecdóticos de estas “autodeportaciones”, pero un éxodo de regresos podrí­a diezmar los casi 25.000 millones de dólares en remesas que recibe el paí­s cada año.

México debe prepararse para contraatacar, dijo el exministro de Exteriores Jorge Castañeda. Podrí­a cooperar menos con los procesos de deportación, por ejemplo, o detener sus esfuerzos por vigilar su frontera sur y perseguir la inmigración centroamericana con destino a Estados Unidos.

“No tenemos por qué hacerle el trabajo sucio a cambio de nada, a un presidente que no es amigo de México”, dijo Castañeda. í‰l y otras personas también alegan que México podrí­a dejar de ayudar a Estados Unidos en las operaciones antidroga.

Otros, como Ví­ctor Suárez, que en 1995 lanzó un movimiento nacional de cooperativas agrí­colas, dijo que las importaciones de grano que permitió la TLC sacaron del campo a 6 millones de agricultores y trabajadores mexicanos. í‰l ve un lado bueno a renegociar el acuerdo.

Suárez opina que el TLC ha perjudicado a trabajadores, campesinos, sindicatos y al medio ambiente en México, Estados Unidos y Canadá, y le gustarí­a que se establecieran protecciones para el maí­z, los frijoles, el arroz y el azúcar mexicanos ante las exportaciones estadounidenses.

“Para nosotros, la renegociación del TLC ha sido una demanda histórica desde 1994 hasta el dí­a de hoy, hemos demandado que fue mal negociado y fue peor ejecutado, en perjuicio de la agricultura mexicana”, afirmó.
El gobierno mexicano ha dicho que quiere negociar con Trump “tan pronto como sea posible”.

Peña Nieto nombró hace poco a Luis Videgaray, un conocido del yerno de Trump, Jared Kushner, para dirigir las conversaciones como secretario de relaciones exteriores. La apuesta es que a Trump le gusta cerrar acuerdos.

“Es un hombre que ha negociado toda su vida”, dijo Videgaray. “Tenemos que estar abiertos a renegociar el TLC en algunos puntos a favor de México”.