El perímetro del Capitolio en Washington luce -a medida pasan las horas- más restringido, la policía especial del emblemático edificio en Washington ya ha tomado el control de todos los alrededores apoyada por el Servicio Secreto, que en conjunto blindan como una fortaleza las millas entre el icónico edificio de la capital estadounidense y la Casa Blanca.
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El estrado donde será juramentado Donald Trump al mediodía de este viernes ya luce terminado, se divisa a la distancia a las cuadrillas de trabajadores ocupados en la ornamentación de la monumental plataforma instalada en las escalinatas de la parte trasera del capitolio con vista a la Explanada Nacional.
También ya está lista la luneta con millares de sillas ubicadas en los jardines del Capitolio, una sección para invitados especiales al acto de juramentación del 45º. presidente de Estados Unidos y a la 58º. ceremonia de juramentación presidencial.
El bloqueo se ha ido ampliando a medida se acerca la hora cero hacia la Avenida Pensilvania donde recorrerá el desfile inaugural, las casi dos millas entre el Capitolio y la Casa Blanca que se conectan por esta avenida, que en su mayoría ocupan edificios federales, es un área restringida desde la semana pasada para estacionar vehículos.
Al igual que el Capitolio en la Casa Blanca están concluidas las obras estructurales donde se monta la tarima presidencial y las graderías para los asistentes, que desde ahí divisan el desfile; todos los invitados a este y otros espacios tienen tarjetas previamente entregadas por el Comité designado para la Inauguración Presidencial.
El salvadoreño Carlos Melara, había llegado con algunos de sus familiares desde Frederick, Virginia, para visitar la ciudad y la curiosidad les llevo también al Capitolio, pero para su sorpresa ya los pasillos estaban cerrados.
“Como hay mucha expectación con todo esto que está pasando queríamos ver, como estaban los preparativos para la juramentación, pero no se ve mucho, ya están cercando todo, comenta este compatriota que al ver los enrejados y amplios dispositivos de seguridad en la zona decidió seguir el paseo por otras áreas de la ciudad capital.
También la inauguración presidencial pone en aprietos a muchos trabajadores que casi verán perdida esta semana laboral, en algunas calles cercanas a la Casa Blanca, especialmente estacionamientos ya han sido cerrados -y toma control de esos sótanos el Servicio Secreto, hasta que pasen los actos de investidura de Donald Trump.
Un salvadoreño, que prefiere no identificarse, que trabaja en uno de esos edificios se queja de la medida, pues desde el fin de semana reciente él y otros compañeros suyos han quedado prácticamente en vacación obligada. “dieron la orden unos días antes que a tal hora ya no se podía entrar al parqueo y punto”, dice.
A estos trabajadores también le siguen instituciones como el Banco Mundial, Banco Interamericano de Desarrollo, BID, el Fondo Monetario Internacional, y la OEA, todos vecinos de la residencia presidencial, cuyos trabajadores quedan libres durante el resto de la semana a partir de este martes, según indicaron, en parte por las estrictas medidas de acceso a la zona que se prepara para la juramentación del nuevo presidente de Estados Unidos.