Economía para sacerdotes

La realidad es que la economía no es una materia de estudio obligatorio en los seminarios, por lo que muchas veces la opinión del sacerdote sobre el tema es totalmente equivocada. 

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Foto Por edhdep

Por María Alicia de López Andreu*

2017-01-27 8:39:00

Siendo la economía de una gran preocupación, tanto a nivel nacional como particular, permanentemente se emiten opiniones con la intención de ayudar a resolver un problema que afecta muchísimo a las familias, cuando por falta de recursos no pueden alcanzar sus metas ni el desarrollo al que están destinadas. Sin embargo, es indispensable que todos tengamos una mínima base de conocimiento sobre economía, para saber encarar y resolver los problemas de cada quien.

Dado que este problema afecta a tantas personas, es lógico que los sacerdotes, con la mejor de las intenciones, también opinen sobre temas económicos. Ellos son los llamados a defender y difundir los principios éticos que deben regir nuestras vidas, y como el filósofo Peter Koslowski expresó claramente: “Las decisiones éticas tienen efectos secundarios económicos; las decisiones económicas, a su vez, tienen efectos éticos”. Además, la religión y la economía comparten enseñanzas similares, como el que cada decisión tiene un costo y una consecuencia, o como el libre albedrío. Pero la realidad es que la economía no es una materia de estudio obligatorio en los seminarios, por lo que muchas veces la opinión del sacerdote sobre el tema es totalmente equivocada.

Pensando sobre esto, busqué y encontré en Amazon (Kindle o rústica) un libro que resultó interesantísimo, “Economía para Sacerdotes”, de la serie Cristianismo y Economía de Mercado, de los autores Gabriel J. Zanotti y Mario Silar. Como lo dice la nota aclaratoria al inicio, “este no es un libro para la administración de la parroquia, el episcopado o el Estado del Vaticano. Tampoco es un libro que suponga que el sacerdote deba hablar de economía en tanto sacerdote, aunque como ciudadano tiene todo el derecho a opinar lo que quiera, como cualquier otro ser humano. Pero los sacerdotes sí deben hablar sobre una moral que se deriva de las Escrituras, la Tradición y el Magisterio de la Iglesia. Y en esa moral entran cuestiones económicas”.

Los autores, igualmente, creen que muchos sacerdotes tienen conceptos muy errados respecto a temas económicos. Y para ayudarnos a entender, tanto a sacerdotes y religiosos, como a los seglares que nos preocupamos por este asunto, Zanotti y Silar definen, por capítulos, la escasez; la división del trabajo; la propiedad; la teoría subjetiva del valor en el mercado; los bienes económicos; los precios como síntesis de conocimiento; los precios, la economía libre y el capitalismo; la intervención del gobierno en los precios; la ética de los precios; el mercado como orden espontáneo; hasta dónde llega el principio de subsidiariedad en el mercado; los factores de producción; el ahorro, el interés y la inversión; el sentido del dinero en una economía monetaria; los ciclos económicos; trabajo y salarios; la economía, el orden constitucional y la redistribución de la renta; comercio internacional y, finalmente, instituciones, economía y comunidad.

Para los sacerdotes es de fácil lectura, porque les dirige a libros y escritos de su pleno conocimiento, cosa más difícil para nosotros los legos. Sin embargo, su lectura no tiene desperdicio. Y, tal como escuchamos repetidamente, estos autores insisten en que una sana economía debe sustentarse en “acuerdos institucionales que en el orden político respetan la propiedad privada, la igualdad ante la ley, la seguridad jurídica, el control del poder y la división de poderes”.

Ilustrémonos para así poder razonar y actuar de mejor manera.

*Columnista de El Diario de Hoy.