La ciudad de Nueva York tiene numerosas atracciones para los turistas, lo cual hace difícil ver todo con lo que cuenta, especialmente si se trata de una visita breve. Museos con grandes obras, arquitectura de los más variados estilos, tiendas vanguardistas en el mundo de la moda, parques y restaurantes con interesantes propuestas gastronómicas son algunas de las tantas cosas que ofrece una de las localidades más pobladas de los Estados Unidos.
Observar
Uno de los puntos más famosos para disfrutar de una panorámica de la ciudad que nunca dureme es el Empire State Building. Con sus dos miradores, ubicados en los pisos 86 y 102, este edificio de 381 metros, ofrece vistas increíbles e ideales para una fotografía del recuerdo o para una “selfie”, aunque siempre existen incomodidades con las que lidiar debido al alto número de visitantes que recibe cada día.
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Afortunadamente, existen varias opciones para ver el skyline de Manhattan. El mirador del Top of the Rock, en la cima del complejo Rockefeller, es una de ellas. El espacio es pequeño, pero tiene la mejor vista desde lo alto del Central Park. Si tienes tiempo, dinero y valor, también existen servicios de helicópteros que hacen un recorrido sobre la isla.
Pasear y caminar
Nueva York, y en espacial el área de Manhattan, es un buen sitio para caminar. Si bien sus calles suelen estar atestadas de turistas o de personas que van hacia sus trabajos, tiene su encanto desplazarse entre grandes edificios y rascacielos.
El Central Park es uno de los puntos más conocidos para pasear y tomarse un respiro en medio de la urbe, pero no es el único. En medio de las construcciones, donde antiguamente funcionaba una línea de ferrocarril, se encuentra la High Line, un parque urbano elevado, cuyo recorrido está repleto de bancos para sentarse y de variadas plantaciones. Tiene más de dos kilómetros de longitud y va desde Gansevoort Street hasta la calle 34 de la parte oeste.
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Otro sitio para recorrer es el Brooklyn Bridge. El que fue por 20 años el puente colgante más grande del mundo, cuenta con una zona peatonal, desde la que se contemplan panorámicas de Manhattan y de Brooklyn.
Si lo que deseas es pasear mientras disfrutas impresionantes obras de arte, la ciudad cuenta con varios museos de renombre, como el Museo Metropolitano de Arte, el Guggenheim y el Museo de Arte Moderno, conocido como MoMA. En este último, hay reconocidas obras de arte, como “La noche estrellada de Vincent van Gogh”; “La persistencia de la memoria” (llamada popularmente como Los relojes derretidos), de Salvador Dalí; “Las señoritas de Avignon”, de Pablo Picasso y “El falso espejo”, de René Magritte.
Comer
Una ciudad tan sofisticada como esta tiene, lógicamente, sitios de lo más exclusivos para comer. Sin embargo, no todo está en estos restaurantes. La oferta gastronómica es amplia y se encuentra de todo tipo de comida, desde lo más innovador y fusionado, hasta lo más tradicional y conservador.
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El barrio conocido como Little Italy tiene muchos restaurantes y cafeterías que ofrecen platillos que intentan cumplir fielmente con los cánones de la comida italiana, tanto de las regiones del norte como de las del sur. Los propietarios de estos negocios suelen ser descendientes de italianos.
Los mejores restaurantes se encuentran en la Mulberry Street, la cual fue por años el centro neurálgico de la mafia italiana.