Trump nos libró del TPP, pero el CAFTA no es intocable

El Salvador no ha recibido por el momento petición de EE.UU. de renegociar el acuerdo CAFTA.

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El CAFTA genera ingresos a los textileros e hilanderos de Estados Unidos, sostuvo Camtex.

/ Foto Por Shutterstock

Por Guadalupe Trigueros Fabeiro

2017-01-31 4:40:00

La vulnerabilidad de la industria textil de Estados Unidos, y de las grandes cadenas de minoristas que importan ropa para venderla en los diferentes almacenes del mercado estadounidense se ha convertido en la fortaleza relativa de los países confeccionistas como los de Centroamérica, al menos durante los primeros días de gobierno del presidente Donald Trump.

Es una fortaleza relativa para los países centroamericanos que suscribieron el Tratado de Libre Comercio conocido como CAFTA-DR, porque los textileros y los importadores de ropa de Estados Unidos defienden este acuerdo debido a que les genera grandes ganancias.

El secretario de comercio escogido por el presidente Donald Trump, Wilbur Ross, ha dicho a la cadena de noticias Fox que un acuerdo se enmienda o se interrumpe cuando no se puede hacer nada o cuando no se obtiene nada a cambio.

En el caso del TLC con México y Canadá, conocido como NAFTA, Ross menciona en un documento que elaboró para la campaña presidencial de Trump (citado por la Revista Forbes) que se requieren cambios en ese acuerdo para que los productos estadounidenses dejen de ser gravados con el IVA en el mercado mexicano, ya que no ocurre lo mismo en territorio estadounidense.

Al parafrasear a Trump, Ross dice que el nuevo gobierno está comprometido a renegociar los “tratados comerciales injustos” y a combatir el “intercambio comercial tramposo”, cita Forbes.

Un análisis publicado en el sitio especializado de confecciones, “just-style.com”, advierte que esta política comercial de Trump conlleva a medidas que “suponen una gran amenaza para los minoristas de ropa de Estados Unidos que dependen de artículos y prendas de vestir importados, con sus vastas cadenas de suministro internacional”.

El análisis agrega que un aumento en los aranceles a la importación de ropa significaría elevar el impuesto de un suéter, de $1.75 a $17, lo cual implica que las grandes compañías de ropa tendrían que enfrentar un aumento de 300 a 500 % en sus facturas.

La otra cara de la moneda también pasa factura a los confeccionistas y productores estadounidenses dentro de su propio país, porque al enfrentar un aumento en la demanda, asumirán costos mayores, los cuales se traducirán en precios altos para los consumidores finales, agrega el análisis de “just-style.com”.

Y los costos al respecto han comenzado a estimarse. Por ejemplo, los importadores estadounidenses deberán pagar un promedio de $932 millones en impuestos, para importar confecciones de Asia, costo que se habrían podido ahorrar si Trump no hubiera excluido al país del acuerdo comercial conocido como TPP, según dicho análisis.

Uno de los miembros del TPP es Vietnam, el segundo mayor proveedor de ropa de Estados Unidos, pese a que paga aranceles.

Vietnam y el resto de asiáticos firmantes del TPP eran amenaza potencial para las ventas de la industria de confección de El Salvador, que representan el 45 % de las exportaciones totales del país. 

El Ministerio de Ecomomía salvadoreño llegó a calcular que si Estados Unidos no se hubiera excluido del TPP, Centroamérica hubiera llegado a perder unos 300,000 empleos, en parte, porque Vietnam sería más poderoso para competir contra la región, con ropa de precios más bajos, al contar con mano de obra barata y sin pagar aranceles en el mercado estadounidense.

Sin embargo, “just-style.com” no descarta que el resto de acuerdos comerciales que Estados Unidos tiene sean revisados durante la administración Trump, y entre ellos se encuentra CAFTA-DR.

Patricia Figueroa, directora ejecutiva de la gremial de textileros y confeccionistas, CAMTEX, ha dicho que si bien la región puede respirar tranquila porque ya no tendrá que lidiar con más competidores, como los del TPP, para vender en Estados Unidos bajo libre comercio, se mantiene a la expectativa de lo que pueda ocurrir con el CAFTA-DR.

La apreciación que CAMTEX tiene es que el CAFTA es una alianza bastante interesante para industrias claves de Estados Unidos.

El acuerdo resulta un buen negocio para esa industria estadounidense, señaló Figueroa, porque de los $4,911 millones de dólares que vende en hilasa al resto del mundo, los países centroamericanos le compran $1,643 millones, es decir el 33% de su producción. 

La región también compra el 11% de la producción de telas que Estados Unidos le vende al mundo, es decir, $963 millones de los $9,041 millones de sus ventas anuales.

“Creeríamos que CAFTA puede no estar a las puertas de una revisión, pero esta es solo una apreciación del momento”, recalcó Figueroa.

La industria de la confección de El Salvador exportó a Estados Unidos $2,564 millones al cierre de 2015, mientras a noviembre de 2016 ya registraba los $2,371 millones, según datos de CAMTEX.

Otro punto a favor de CAFTA y que lo diferencia del NAFTA es que las importaciones que Estados Unidos hace desde la región solo equivalen al 0.56 % de sus compras globales, señaló el Ministerio de Economía.

Por el momento, informó esa cartera, el gobierno del Presidente Donald Trump no ha solicitado renegociar CAFTA. La embajada estadounidense en El Salvador informó a Expansión que por el momento la administración Trump no ha dado instrucciones sobre cómo abordar el tema.

Uno de los memorandos que Trump firmó la semana pasada enfatiza que su gobierno “buscará oportunidades de comercio libre bilateral con aliados de todo el mundo, siempre que sea posible, para promover la industria estadounidense, proteger a los trabajadores estadounidenses y aumentar los salarios estadounidenses”.