Hablar de “Quelepa” Rivera es hablar de uno de los más grandes jugadores que militó en el Dragón campeón, el rey de San Miguel, aquel equipo aguerrido, pero con figuras muy técnicas de la década de los 50’s, el mejor momento de los escupe fuego, cuando eran los que mandaban en oriente y en el país, y no existía aún la figura mítica del actual Águila, que se forjó precisamente con la base del monstruo verde.
Era un jugador polifacético, pero de carácter ofensivo. Fungió como delantero o como volante de llegada, sobre todo por la banda izquierda, siempre inquieto, y un amante de la pelota. Jugaba por amor, por pasión, en la época en que pagaban a muy pocos, y a Víctor Rivera, como a tantos de sus compañeros, les daban unos cinco colones por encuentro.
Así se manejaba el fútbol entonces, en un tiempo “mítico” para los dragonianos, en el que lograron dos de sus primeros tres títulos en su haber.
Lea también: “Salvadoreños en el fútbol de Sudamérica”
“Quelepa” le debe su apodo precisamente a su lugar de origen, a donde aprendió a jugar fútbol en la calle, como casi cualquier futbolista de antaño, cuando no existían escuelas y las destrezas y psicomotricidad se desarrollaba con pelotas de trapo, de papel, botellas plásticas o lo que encontraba en la calle.
Junto con sus hermanos, uno de ellos también militó y destacó en el fútbol de primera, nunca le faltó compañero de juego.
Poco a poco se hizo de un nombre, y llegó a estar en el más grande equipo de la primera etapa de la década de los 50’s, el dragón liderado por Juan Francisco “Cariota” Barraza. Estuvo junto al lado de Domingo Flores, Rómulo Granados, Miguel “Chiquitín” Benavides, Antonio “Tentación” Ramírez, Esteban Blanco, “Colocho” Dhemming, “Chele Moro” Ventura, Guillermo Gutiérrez, dirigidos todos por el entrenador Jorge “Choco” Méndez.
“Quelepa” fue una pieza clave de ese Dragón que se convirtió en mitológico, al formar parte del elenco que logró el título en la temporada de 1950/1951 y luego en la de 1952/1953, antes de que el dinero comenzara a desarmar al Dragón para alimentar y hacer crecer al cuadro emplumado y vecino de la ciudad.
En 1951, tras una temporada regular un tanto dispar (7-2-5), Dragón se ubicó en la sexta posición de la tabla general tras la primera vuelta. Luego de un cambio radical extraño, en el que el la Liga pasó de 15 a jugar sólo con 10 equipos en pleno torneo, en la segunda vuelta el Dragón fue el mejor (5-3-1) al perder apenas un partido y acabar con 13 puntos, uno más que el FAS. Para ese entonces, decidieron eliminar lo hecho en la primera vuelta, y el mejor de la segunda se quedaba con el título.
La siguiente temporada fue un tanto atípica, con apenas ocho equipos en contienda, y el título fue para FAS. Dragón volvió a dar batalla, pero no le alcanzó más que para acabar en el cuarto lugar general.
Pero para 1952-53, una vez más las figuras destacadas del cuadro mitológico impusieron condiciones y se quedaron con el título al acabar en la primera posición tras las dos vueltas, con un balance de 8-2-4, con lo que superaron en dos puntos (18 por 16) a Juventud Olímpica, para levantar el segundo título de su historia y sorprender a todos los que dijeron que lo de Dragón era una casualidad. Nada que ver, estaba plagado de estrellas, y una de sus más grandes fue “Quelepa”, que se mantuvo fiel a Dragón, y no emigró al Águila como gran parte de sus compañeros para la temporada de 1956.
¿Qué hace?
Después de dejar el fútbol, que apenas comenzaba a ser profesional a finales de la década de los 40’s y principios de los 50’s (lo que significa que a un jugador contratado le pagaban al rededor de unos 40 colones al mes), Víctor Rivera se rebuscaba para poder salir adelante. Buscaba diversas labores que desempeñar para poder subsistir.
Una de las más frecuentes y en la que más se mantuvo y desarrolló fue la actividad del transporte. “Quelepa” fue un taxista muy reconocido en la zona de San Miguel por muchos años, hasta que la edad y las enfermedades le impidieron seguir desempeñándose en esa faena.
Actualmente vive con su familia. Una hija es la que se encarga de cuidarlo y apoyarlo y, aunque ha estado mal de salud en varias ocasiones, vivió y disfrutó mucho el último título de Dragón, en el torneo Clausura 2016, ese que le trajo múltiples recuerdos de su carrera en el equipo de sus amores, porque “Quelepa” siempre tuvo y tiene un corazón de Dragón.