En la Selecta, fueron expulsados del triunfo

El Salvador jugó un gran primer tiempo y perdonó a Honduras. Después expulsaron bien a Fito y Larín y la "H" lo dio vuelta y ganó 2-1.

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Henry Romero, de El Salvador, y el centro de Honduras, Rubilio Castillo, luchan por el bal???n. / Foto Por AP/Arnulfo Franco

Por Gustavo Flores / @Gusflores21

2017-01-15 5:14:00

Cuesta entenderlo. El partido estaba a pedir de la Selecta. Había jugado un gran primer tiempo, había acorralado a Honduras y tenía un gran volumen de juego. Pero otra vez llegaron las fallas, los errores y las malas decisiones, esas que cuestan muy caras a la hora de los resultados. Esta vez llegaron en forma de expulsiones. Primero de Fito Zelaya, por ir con la pierna arriba contra un rival y ver la roja directa.

Ahí se vino abajo el equipo. Y después con un inexplicable “planchazo” de Alex Larín faltando muy poco, pero lo suficiente para dejar a la Selecta con nueve hombres y para que Honduras marque el 2-1 definitivo, algo que al final del primer período parecía poco menos que imposible.

  

Quizás no sirva de consuelo pero fue muy bueno el primer tiempo de El Salvador. Con el mismo equipo que había jugado un buen partido ante Costa Rica con el ingreso de Darwin Cerén por Renderos, por momentos se lo llevó por delante a Honduras, que se vio apurado e impreciso a la hora de salir jugando.


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Lara dispuso otra vez la línea defensiva bien definida, Larín y Tamacas agrediendo por las bandas;con Oscar Cerén lastimando por derecha y Mayén dando las pinceladas por izquierda y arriba Fito y Bonilla intercambiando posiciones.

La presión salvadoreña, comandada por una media cancha agresiva y concentrada con Richard Menjívar y Darwin como abanderados, nunca dejó progresar los tibios intentos de la “H”. Y así se fue solidificando el dominio azul, por momentos abrumador.

Sin embargo, la primera jugada de riesgo del partido fue para la H. Respondió muy bien Benji. Y a partir de ahí fue todo salvadoreño. Cuando se iluminaba la zurda de Gerson Mayén, las luces de la Selecta aparecían con más intensidad. Así llegó el gol de Fito Zelaya. Habilitación extraordinaria del volante tecleño para el enganche y la muy buena definición del delantero albo tras un enganche. Iban apenas 10 minutos y luego El Salvador empezaría a justificar esa diferencia y a merecer algo más que la diferencia de un gol en los primeros 45’.

El dominio fue tal que hizo dudar de la real capacidad de los jugadores hondureños de la liga local (con sus legionarios ausentes del torneo). 

La saludable actitud salvadoreña de seguir buscando el arco contrario pese a ir ganando, fue encomiable. La falta de definición, después del gol de Fito, siguió latente y es el mal histórico de este equipo. En solo el primer tiempo, El Salvador tuvo cuatro claras que no pudo traducir en gol. Fito en tres ocasiones (en una solo desde el punto penal, no pudo terminar de pegarle bien al balón) y Nelson Bonilla en una, tras una buena cortina del “9”, no pudieron terminar de decorar en el marcador el buen juego de conjunto. Y el 1-0 al final de los primeros 45 minutos pareció demasiado exiguo.

El segundo tiempo apareció con la misma tónica. El Salvador siguió proponiendo y fue por más ventaja, esta vez con Irvin Herrera arriba, en lugar del lesionado Bonilla. 

Pero llegó la jugada “bisagra” del juego: la expulsión de Fito Zelaya. El delantero fue con la pierna muy arriba ante un rival y se llevó la merecida roja. A partir de ahí, en el minuto 57’, el partido fue otro. Creció Honduras, aumentaron su rendimiento Claros y Castillo, y El Salvador empezó a replegar sus líneas. Poco tardó en llegar el empate, apenas unos 5 minutos para que Rubilio Castillo metiera el primero de sus dos goles.

Honduras tomó la confianza que no había tenido hasta ese momento y El Salvador no salía del asombro. El partido cambió radicalmente de dueño. Como si el envión anímico de la expulsión y el gol hubieran sacudido las buenas ideas que había tenido El Salvador hasta ese momento. El ingreso de Pablo Punyed por Gerson Mayén aportó a la confusión del equipo. Y Honduras llegó en varias ocasiones con peligro.

Cuando El Salvador había conseguido equilibrar las acciones y el partido se iba rumbo al empate, llegó otra expulsión infantil: Alex Larín levantó inneceriamente su pierna y le pegó un claro “planchazo” a Chirinos en una jugada intrascendente y se ganó otra roja, la segunda para la Selecta. Inexplicable para un jugador de su experiencia.

Y de remate, la falta de concentración atrás y el gol de Castillo en el tiempo de reposición. Demasiado castigo para la Selecta.
No es fácil explicar la derrota cuando se tenían tantos argumentos para que el resultado fuera distinto. Honduras sigue con su paternidad sobre la Azul en la Copa Centroamericana. El Salvador deberá revisar actitudes y decisiones que cuestan demasiado. Eso sí, seguir apostando al juego ofensivo aunque con mayor cuota de definición, un mal que no desaparece.