La Selección Mayor quedó oficialmente eliminada del camino a Rusia 2018 el 6 de septiembre pasado, cuando cayó 3-1 ante Canadá, en Vancouver.
Desde entonces, el Comité Ejecutivo de la Fesfut debía empezar otro camino: el de reestructurar el balompié salvadoreño, reorganizarlo, buscar alianzas estratégicas con Gobierno, empresa privada y apoyo internacional. ¿Qué se ha visto de todo lo anterior en estos 63 días, desde esa eliminación? Nada. Cero.
La Fesfut se ha dedicado a lo urgente. Ha mantenido el apoyo a la Sub 17 y la Sub 20, por ejemplo. Es lógico: son sus dos tablas de salvación, porque si alguna de estas selecciones juveniles llega a una Copa del Mundo, habrá “limpiado” el desastre que ha sido este Comité.
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En cuanto al combinado absoluto, la Fesfut no ha sido capaz de decidir el relevo de Ramón “Primitivo” Maradiaga. Cortó la relación con el hondureño el 8 de septiembre, y desde entonces se espera que anuncien al famoso “comité” que designará al nuevo entrenador.
De nuevo, eso es lo urgente, porque ya viene la Copa Centroamericana en enero de 2017, en Panamá. Es lo más próximo, pero no lo más importante, señores del Comité. Dejen la mentalidad cortoplacista y busquen reformas de fondo, planteen un proceso claro, a largo plazo. Ganarán credibilidad y la afición sabrá esperar.