CHALATENANGO. Águila pintó de naranaja el recinto morado de Chalatenango. No por la cantidad de afición, sino porque consiguió una victoria clave (0-2) ante los norteños, que lo consolidaron líder y como el primero de los ocho que se clasifica a cuartos de final (35 puntos).
Chalate, con esta derrota, quedó eliminado y se despide del sueño de la siguiente ronda (20).
Águila tuvo una modificación obligada en el arco, ya que Benji Villalobos tiene un tirón en la rodilla derecha, sufrido en la práctica del jueves y de la que no se recuperó, incluso él confirmó que estaría una semana recuperándose. Su puesto lo ocupó Josué Coreas, quien jugó su segundo partido del torneo.
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Por su parte, los norteños no tuvieron a su delantero Rodrigo Cubilla, pero salió en su puesto Manuel Otero. Uno de los hombres que habló por el plantel entre semana, sobre los problemas financieros que sufre el equipo, pero que los impulsan a seguir entregándose. Aunque en ese sentido, también los emplumados sufrieron estos días el tema salarial, y anoche previo al calentamiento realizaron una reunión con la directiva en el pasto norteño.
Pero todo esto quedó de lado. El líder Águila salió a buscar el partido, ya que sabía que una victoria lograba que el equipo asegurara su boleto a cuartos de final. Así, los emplumados tuvieron buen volumen de juego y llegaron a la portería de Dennis Salinas con varias jugadas a balón parado. Sin embargo, ninguna dejó claro peligro.
Chalate tuvo un par de incorporaciones al área de Coreas con los trazos largos que recibió Bladimir Díaz. El cafetero mostró sus individualidades, pero el muro de Jimmy Valoyes frenaba los balones sobre todo aéreos. Otero poco peso tenía en el ataque.
Los choques circunstanciales entre los colombianos, Valoyes y Díaz, terminaron por pasar una factura cara a Bladimir. A los 16’, Díaz salió de inmediato de la cancha, con una lesión en el hombro izquierdo que, además, sacó sus gritos de dolor. No pudo continuar y salió sustituido de forma obligada por Carlos Zamora.
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Se trastocó con eso el peso de Chalate en ataque, con lo que se hizo difícil volver a tener las incursiones que generaba el cuadro morado. Águila aprovechó eso y siguió tocando tranquilo, probando a puerta con Valoyes y teniendo el toque fino en la cesión de pelota de Nicolás Fagúndez, quien aparecía cuando menos lo esperaban los chalatecos.
Hasta que Águila rompió el cerrojo, con la cautela y el orden que estaba manteniendo. Incorporado Valoyes al ataque, cabeceó un balón que llegó de un tiro de esquina de Fagúndez, pero lo empujó con la izquierda Joel Ortega, en propia puerta (0-1, 26’). Tres minutos después, y con la desconcentración chalateca en el fondo, aumentaría la cuenta Ignacio Flores, quien solo y frente a puerta definió desde la derecha el segundo gol negronaranja, que elevó el cántico de la “Inmortal 12” en el estadio.
Águila no perdió ritmo y siguió guiando los hilos del juego cómodo y a su estilo. Mientras entre los morados Díaz salía en ambulancia con una luxación de hombro, además del ingreso de Víctor Merino, y los errores en entregas de pelota que seguían pesándole a Chalate, y que no cambiaban la derrota que estaba sufriendo.
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Águila lo aguantó
El equipo migueleño siguió jugando sin presión y sin demasiada exigencia del rival. Buscó el tercero, claro estaba, y se mantuvo acosando a Salinas. Fagúndez no cesó en su juego con clase y toque acertado, proyectando la salida emplumada y siendo el bastión del peligro visitante. La pierna fuerte no desapareció del partido, esto permitió ciertas pausas que intentó aprovechar el conjunto morado, en estacionarias. Pero Coreas estuvo aplicado en la portería.
Sin embargo, la contra de un Chalate que le faltaba oxígeno y se ahogaba en la media, era la de un Águila certero en el juego de conjunto, ordenado en cada línea y que jugaba divirtiéndose. Parecía que sus dos goles se lo permitían, y lo estaban sustentando en la cima y en la siguiente fase.
Los norteños no bajaron la guardia y tuvieron más coraje para atacar, pero no fue suficiente para encarar a un Águila que lo había hecho todo y que lo había resignado a perder de nuevo en casa. Se quedó Chalate estancado, y cedió a la ilusión de poder meterse entre los ocho, la contra cara de la alegría emplumada.