Joshua es Josh. Así lo llaman sus familiares, compañeros y amigos a Joshua Pérez, un futbolista de 18 años, de sangre salvadoreña, que ya ha debutado en la Serie A jugando para la Fiorentina. ¿Cuánta sangre cuscatleca corre por sus venas? Mucha. A pesar de que Josh nació en Montebello, California, su mamá, Susana Figueroa Guandique, es de la colonia La Rábida, San Salvador.
Su papá, Giovanni, que jugó tres partidos en la Primera de FAS, nació en Los Ángeles pero sus padres son salvadoreños. Su abuelo, Hugo Antonio Pérez, lo hizo en el Águila. Y por si fuera poco, su tío es Hugo Pérez, que también pasó por el club tigrillo y fue clave para que a los 11 años alguien de la Fiorentina se fijara en él. Pudo irse al PSV Eindhoven holandés o al Milan, que también estaban detrás de sus pasos, pero al final firmó con el club viola.
Con apenas 18 años y un contrato flamante con la Fiorentina, Josh ya es patrocinado por Nike, jugó un Mundial juvenil y tiene muchos sueños por cumplir. Confiesa, eso sí, que todo está pasando demasiado rápido. Eso y más cuenta por teléfono desde su apartamento en Florencia. El diálogo es un poco en italiano y otro poco en inglés, también algo de español, pero este idioma lo entiende mejor de lo que lo habla.
-¿Esperabas ese debut contra el Inter?
-No, para nada. No esperaba que todo sucediera tan rápido. He trabajado mucho para tener una oportunidad, pero fue realmente una sorpresa. Es que llevaba poco tiempo entrenándome con el primer equipo… Primero me convocaron para el juego contra el Empoli, donde estuve en la banca. Para mí ya era sorpresa. Y después con el Inter, y jugar unos minutos…
-No cualquiera debuta en el Giusseppe Meazza…
-Sí, debutar allí fue especial. Es uno de los mejores estadios del mundo.
-Tienes varios compañeros hijos de futbolistas en la Fiorentina…
-Sí, por un lado está Ianis Hagi, el hijo de Gheorghe Hagi, y también Federico Chiesa, hijo del futbolista Enrico Chiesa.
-En Fiorentina hay jugadores de experiencia como Borja Valero, Gonzalo Rodríguez, Mauro Zárate, Christian Tello, Nicola Kalinic… ¿Cómo te tratan?
-Muy bien. Me dan consejos, me ayudan. El club es como una familia. Jugadores como Babacar, Vecino y Zárate, por nombrar a algunos, han estado muy cerca, y eso es importante para un joven como yo.
-¿Y Paulo Sousa?
-Es un gran entrenador. Me aconseja, me da confianza…
-¿Dónde vives?
-En un apartamento, solo. Queda muy cerca del estadio, buen lugar, un residencial que me permite tener relax y enfocarme en mi carrera.
-¿Qué recuerdos tienes de El Salvador?
-La última vez que fui de visita tenía 9 años. Tengo bonitos recuerdos, tengo mi familia ahí. Quiero volver, por supuesto, para ver a todos mis parientes.
-¿Tienes simpatía por algún equipo en El Salvador?
-No, la verdad es que no sigo el fútbol de El Salvador.
-¿Y FAS? Ahí jugó tu padre. Y también tu tío.
-Sí, es cierto. Y también mi bisabuelo jugó allí, un portero famoso, le decían “El Conejo Pérez Reyes .
-Apenas se supo la noticia de tu debut en la Serie A, la gente empezó a soñar con la posibilidad de que jugaras para El Salvador. Eso sí, aunque no es un obstáculo, ya jugaste para Estados Unidos el Mundial Sub 20 2015.
-Bueno, por ahora estoy enfocado en mi club. No he tenido contactos con las federaciones de El Salvador y EEUU.
-¿Y qué pasaría si tu tío Hugo Perez fuera el seleccionador de El Salvador?
-Uhh, eso podría pasar. Bueno, cuando ocurra, ahí veré qué decisión tomo. Por ahora pienso en mi carrera en el club.
-¿Cómo te describirías como jugador?
-Soy rápido, me gusta tener la pelota, esquivar rivales pero también tener ciertas responsabilidades defensivas. Me considero un delantero con talento.
-¿Jugador favorito?
-Lionel Messi, me parece es el mejor jugador del mundo.
-¿Cuál es tu meta?
-Consolidarme aquí. Ahora que sé lo que es jugar en la Serie A, quiero jugar más. Quiero ser titular, ganarme un lugar en Fiorentina.
-¿Te gusta la comida salvadoreña?
-Sí, y como mucho comida salvadoreña. Me encantan las pupusas, los plátanos y frijoles. Es difícil conseguir algunas de estas cosas en Florencia, pero siempre que alguien viene, ya sean amigos o familia, aprovechan para traer esas cosas y comer como en El Salvador. A mí me encanta cocinar, y a veces hago algunas cosas salvadoreñas.