Varias características conectadas con la selección nacional, que cuestan comprender, pero una que es difícil de entender: la costumbre no disminuye la pasión. Nada es peor que reconocer que, durante casi cuatro décadas, el lugar en el que nos encontramos ahora como afición de fútbol es el lugar acostumbrado: fuera de toda posibilidad de asistir a una Copa del Mundo.
Si asistir al Mundial es el objetivo principal de cualquiera que considera al fútbol su principal deporte entonces, El Salvador tiene nueve procesos sin llegar al objetivo. Nueve fracasos, cuatro décadas y nos hemos acostumbrado.
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Si llevar alegrías a sus aficionados al final de un partido es el objetivo de la selección nacional de fútbol, la Selecta no logra satisfacer a sus consumidores. El Salvador ha ganado tres de los último 22 partidos. Ninguno en el 2016. Cualquiera sea la reacción que la selección nacional provoque en sus seguidores después de cada partido es muy probable que sería dañina para la salud. Pero la Selecta no viene acompañada de un cartelito que advierta que ver sus partidos puede ser perjudicial. Ese raro producto que, aún a pesar del daño que provoca, sigue siendo adquirido por los consumidores.
Como el cigarrillo. La Selecta es un vicio. No hay otra manera de entenderlo. Es parte fundamental de la cultura nacional. En realidad, el deporte en El Salvador se entiende a partir del fútbol. Es el deporte más popular por que es el deporte más impulsado por su pírrica modelo educativo. Los hábitos de consumo no tienen mucha competencia en el ámbito nacional. El vicio no tiene rival. La Selecta es lo único que le permite al salvadoreño alejarse de la realidad cotidiana y no sirve ni para eso.
Es por el contrario, un recuerdo del fracaso que resulta de administraciones inoperantes e incapaces. También en lo deportivo. Pero yo quiero que sigan porque son los únicos capaces de cambiar la realidad. Por desconcertante que parezca la propuesta, quiero que la actual administración de la FESFUT siga en sus puestos hasta el 2018. Mientras tanto que trabajen por algo más significativo que ganar o perder un partido de fútbol: que cambien los estatutos de la FESFUT. La modificación del artículo 35 que limita el acceso al comité ejecutivo debe ser una de sus principales propuestas.
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El fútbol nacional puede salir adelante si su dirigencia es compuesta por gente comprometida por el juego, pero capaz. Con personalidades de intachable trayectoria, preparada en la conducción de empresas competitivas. La situación de urgencia así lo requiere.
La Selecta es el resultado final de un largo proceso. El lugar en el que se reúne el fútbol nacional para exponerse ante rivales extranjeros. Es la realidad del fútbol. En este equipo confluyen todos los factores que constituyen el fútbol de El Salvador. Con este proceso ha quedado demostrado que quienes dirigen al fútbol nacional están, desde sus decisiones, más cerca de llevar a la Selecta al fracaso. El dirigente de fútbol actual no sirve para otra cosa. Pero es el único que puede cambiar el futuro. Por esto, que sigan, pero solamente con una tarea: modificando los estatutos. Que se abran los candados y pueda llegar al fútbol gente capaz y comprometida con un desarrollo sostenible. Me niego a creer que en El Salvador no hay quien pueda trabajar por un fútbol próspero, por construir un vicio saludable.