Ramón “Primitivo” Maradiaga, chivo expiatorio de muchos, el favorito a la hora criticar e insultar el presente de la Selecta, ya no es más entrenador de la Azul y Blanco.
Ahora bien, el tema es que su destitución debe ser tan solo un paso, como muchos claman, de una gran reestructuración.
Como siempre, hay cosas por solventar a corto plazo, como la elección de un timonel para la Selecta ante la cercana Copa UNCAF. La elección debe ser pronta y pensada para un tiempo específico.
El Comité Ejecutivo de la FESFUT se podrá renovar hasta en 2018, por lo que un sector numeroso de la población, que clama la renuncia del mismo, deberá esperar al parecer hasta que legalmente pueda cambiar.
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¿Entonces qué queda? Pues el pensamiento estratégico que debe tener el actual comité ejecutivo debe regenerarse cuanto antes. Lo que implica al menos analizar fortalezas y debilidades, identificar problemas principales y secundarios, definir objetivos generales y específicos, establecer una o más estrategias para mejorar el desempeño de selecciones nacionales, definir plazos, presupuesto, calendario de trabajo, metas, y un sistema de evaluación que permita tomar decisiones en base a indicadores medibles y cuantificables.
Suena difícil, y muy a largo plazo. En cada fin de ciclo, al menos parte de lo mencionado, se anhela, se espera, que se se haga una renovación profunda y no cosmética, como prácticamente FESFUT ha hecho con la incorporación o destitución de directores técnicos. Los cambios deben ser profundos, y muchísima afición lo tiene claro. La hinchada en un notable esfuerzo ya no solo critica e insulta, también sugiere y propone.
La mirada crítica debe seguir apuntando a la FESFUT. Inservible sugerir entrenadores o jugadores. Urge cambiar los cimientos. Más, después.
— Robbie Ruud (@RobbieRuud) 7 de septiembre de 2016
FESFUT, toc, toc, es hora una vez más de mirar el alrededor, ver los aliados, las contras, el escenario; tienen todo para cambiar… o para seguir igual.
La modernidad bien comprendida entiende al entrenador de fútbol, y al cuerpo técnico que lo potencia, como a un eslabón de una cadena bien definida: institución con política deportiva consensuada, a partir del sentido de pertenencia con el país, su historia, los logros, los ídolos, las formas y la economía; un entrenador-gerente con una bajada bien específica; colaboradores ideales; futbolistas funcionales a la idea madre; instalaciones acordes; y tiempo para PLANIFICAR, sin histeria, para que no se pierda un pensamiento rector, que deben definir de una vez por todas.
La “Era Primitiva” no termina todavía, falta mucho por buscar la evolución. Mucho.