La Copa El Salvador ha sido un duro parto para nuestro fútbol profesional, y en teoría deberá ver la luz a finales de octubre, cuando entren en acción los 12 equipos de Primera División, 10 de Segunda y también 10 de Tercera. Este torneo copero presenta enormes retos para todo nuestro balompié rentado:
– Credibilidad para mantener a los patrocinadores, y que luego lleguen más. Hay una embotelladora y una empresa de telefonía que apoyarán el torneo en sus primeras tres ediciones, pero no creo que estén muy a gusto con todo el desorden, retraso y líos que ha habido, incluso, antes de que inicie la Copa. A ordenarse.
– Un mejor formato. En otros países, los torneos de copa no se juegan en grupos, sino en eliminatoria simple. En El Salvador, pudo hacerse desde 32avos de final, con series a visita recíproca, para darle más emoción a los cruces y “obligar” a los equipos de Primera a alinear oncenos competitivos.
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– Vitrina para talentos desconocidos. Los equipos de Segunda y Tercera tendrán un espacio para exhibir a sus joyas, y los de Primera deberán estar atentos para “cazar” a esas estrellas escondidas. Además, la Copa dará más espacios a los reservistas de los equipos de Liga Mayor, para convencer a sus técnicos de que tienen la calidad para “dar el salto” a Primera.
– Que ser campeón de la Copa tenga algún premio deportivo. Podría ser, al menos, que el rey de la Copa dispute un “campeón de campeones” con el de LMF.
– Oportunidad comercial. Los equipos (sobre todo los de de Segunda y Tercera) podrían buscar que algunas televisoras pasen en la pantalla chica sus partidos de Copa, y obtener ingresos por ello.
En fin. Una Copa, muchos retos. Ojalá sea realidad, para empezar…