A Ramón Muñoz se le ubica rápido con la Selecta salvadoreña de fútbol playa, pero antes de llegar al equipo nacional como auxiliar técnico pasó por Firpo, para jugar un torneo de Copa como juvenil y, después, recalar en Municipal Limeño en la campaña 1992-1993, mismo año en el que los cucheros lograron el ascenso a la Primera División.
Muñoz era un centro campista que fue clave en el ascenso de los santarroseños. De la mano de Nelson Brizuela, Muñoz recuerda rápido una anécdota “difícil” en el equipo del paraguayo: “En esa época apostábamos el sueldo. Si ganábamos en Santa Rosa, nos daban el 25% más de nuestros salarios; si empatábamos nos quitaban el 25% y si perdíamos nos quitaban el 50%”, dijo el ahora entrenador.
Ramón cuenta que en sus años con los cucheros tuvo en Omar Sevilla, extécnico de Dragón, un gran apoyo. Además, dice que tuvo la dicha de compartir cancha con jugadores de calidad como Rubén Alonso, Martín Jiménez, Miguel Segura, el “Venado” Castro, “Pitufo” Pacheco, “Caballo” Estrada, Nicky Chávez, Martín Pantoja, Modesto Henríquez y Víctor Coreas, por mencionar algunos, pero Limeño “siempre se caracterizó por ser un equipo de mucha entrega”, asegura.
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Muñoz también tuvo la oportunidad de jugar con otra camada de grandes futbolistas nacionales, lo que le ayudó a llegar con un nombre ganado a Limeño. Tenía casi los 19 años cuando se puso la camisa amarilla del equipo mantequero. La primera vuelta fue para adaptarse, aunque ya tenía su recorrido en la Liga de Plata con el equipo La Carrera.
Ramón confiesa que no fue un gran marcador, pero con el apoyo de Omar Sevilla, quien siempre le daba consejos, lograban contrarrestar a los rivales. Sin embargo, su mejor virtud dice que fueron los remates de larga distancia y eso le sirvió para jugar varios torneos con Municipal Limeño.
Casi llega a la final
La última temporada que estuvo en Limeño fue la 1999-2000, pero un año antes casi tuvo la dicha de llegar a una final del fútbol salvadoreño. Se metieron a las semifinales, les tocó FAS, pero los tigrillos los eliminaron en el tiempo extra del juego de vuelta, disputado en el estadio Óscar Quiteño.
Tuvo una distensión de ligamentos y dio un paso al costado después de ocho años de jugar en Primera. De ahí se le presentó la oportunidad de viajar con frecuencia a Estados Unidos. Se estaba uno o dos meses y regresaba. Pero cuando nacieron sus hijos decidió quedarse. La lesión en la rodilla estaba recuperada, y tuvo chance de jugar en Segunda, otra vez, pero en esta oportunidad con el equipo Ciudad Barrios, de San Miguel.
Sin embargo, el último equipo con el que militó es el de la Universidad Gerardo Barrios, que estuvo, en ese entonces, peleando por conseguir el pase al circuito de privilegio.
Ramón Muñoz dice que la parte técnica siempre le gustó. Al equipo que llegaba tomaba como iniciativa anotar lo que su entrenador hacía y eso le valió para sacar el diplomado de entrenador. “Eso me sirvió para ordenar los conocimientos que había adquirido de una manera empírica”, dice.
En el 2005, cuando ya tenía su primer curso de técnico que sacó en la Federación Salvadoreña de Fútbol, decidió quedarse en Estados Unidos, pero el nacimiento de su segundo hijo fue más valioso y decidió volver al país para centrarse en su carrera de DGT y padre.
¿Qué hace?
En la actualidad, Ramón Muñoz es el auxiliar técnico de Rudis Gallo en la Selecta Playera. Con Gallo dice que son “casi hermanos” porque compartieron desde el primer grado en el mismo centro de estudios, ahora son compañeros de trabajo y hasta vecinos porque viven a tres cuadras de distancia.
El exfutbolista tuvo la oportunidad de trabajar con Gallo desde que se clasificó al primer mundial (Marsella 2008), pero no aceptó la oportunidad. Siguió trabajando en la unidad técnica de Usulután, pero siempre enfocado en la modalidad de playa.
En el camino a la copa de Ravena, Italia, Rudis volvió a buscar a Muñoz y esta vez sí aceptó. Llevaron al mundial europeo al combinado nacional y después al de Tahití.
La experiencia de Ravena marcó a Muñoz, tiene docenas de historias para contar de ese torneo en el que lograron el cuarto lugar, después de dejar en el camino al anfitrión.
Ramón se emociona, recuerda que antes de jugar contra Italia en cuartos de final, vio la bandera de El Salvador junto a la de Brasil, y le dijo al Tin Ruiz, que esa sería la final. Tocaron la gloria al dejar callado el estadio, aunque no llegaron a la final, ahí se inmortalizó ese grupo del que es protagonista Muñoz.