La movilidad, al igual que la resistencia, la velocidad y la fuerza, está considerada como una propiedad física condicional; ha sido muy frecuente utilizar el término flexibilidad a la hora de valorar la capacidad o rango de movimiento de una o varias articulaciones; sin embargo comprendemos que este vocablo no engloba todo el contenido que nuestro campo profesional demanda. Hace algunos años se creó la necesidad de clasificar la flexibilidad en articular y segmentaria; contemporáneamente la movilidad abarca a ambas y a otros factores fundamentales e incidentes en su valoración.
Definimos movilidad como la cualidad que por fricción o deslizamiento o recorrido articular, extensibilidad, contractibilidad y elasticidad muscular, tendinosa y ligamentosa; permite al sujeto realizar acciones que requieren de alta agilidad y destreza, elegancia y facilidad de movimientos, ya sean estos motóricos, no locomotores o manipulativos; la movilidad implica la fuerza muscular antagónica y el control del arco reflejo. Una de las clasificaciones más conocidas es la de movilidad estática o pasiva y movilidad dinámica o activa.
Ambas movilidades son fundamentales. Y no porque exista una alta movilidad pasiva se tendrá una alta amovilidad activa; son complementarias y derivadas. Dentro de la práctica deportiva la movilidad tiene suma importancia en la ejecución exacta y precisa de la técnica gestual, en la prestancia, amplitud y elegancia móvil y postural y en la eficacia de su acción.
En nuestro país tenemos poca movilidad expresada en la vida cotidiana y en la práctica deportiva por factores tales como el exceso en el consumo de carbohidratos, el alto efecto del calcio por la luz solar, la poca importancia acreditada a su desarrollo, la cultura física inclinada al sedentarismo, la afición de los padres al desarrollo de la fuerza más que a la movilidad corporal de sus hijos,la estructura anatómica genética y etnográfica. Es necesario comprender que la movilidad es inversamente proporcional a la edad; a más edad menos movilidad, esto significa que debe de entrenarse con tenacidad en las fases sensibles a su desarrollo. Lograr algún mejoramiento a edades mayores es posible, pero por desarrollo de fuerza y no es representativa, ya que se han reducido los límites de elongación de la fibra muscular y del tejido conectivo tanto fibroso como elástico, poca resistencia a la tensión, la poca extensibilidad y la poca presencia y producción de colágeno como proteína que favorece el aumento de enlaces cruzados fibrilares.
Nuestro deporte en su entrenamiento cuenta con un considerable freno en su desarrollo por la poca atención que se da a la movilidad desde las edades primarias; desde el deportista en desarrollo hasta el deportista de rendimiento y no hay sesiones específicas planificadas para desarrollar, mantener o mejorar la movilidad y pocas veces realizamos algunos ejercicios en el acondicionamiento previo o en la famosa vuelta a la calma. La movilidad es una propiedad física condicional que no debe excluirse de la preparación física de todos los deportes, sin movilidad no hay técnica general ni específica.