La renuncia de Gerardo Martino es producto de un cúmulo de acontecimientos, que tuvo su punto final en la desorganización de una Asociación de Fútbol Argentino (AFA) desopilante. En primer lugar está lo deportivo, lo cual en cierto punto es discutible ya que llegar a dos finales consecutivas (bajo el mando del Tata) tiene su mérito. Pero el exitismo argentino, sumado a los 23 años sin títulos, hacen que cada derrota sea una nueva puñalada al corazón de la Selección. Y esto tuvo su prueba fehaciente en el ¿decisivo? distanciamiento de Lionel Messi.
En segundo lugar está la crisis económico-institucional de la AFA, una entidad prácticamente acéfala desde la muerte de Julio Grondona. Nadie supo cómo enderezar un barco que se veía a la deriva y la crisis se llevó puesto al fútbol, a tal punto que peligra la participación argentina en los Juegos Olímpicos. Esta fue la gota que rebalsó el vaso y el Tata dijo basta.
Sucede que Martino no toleró, con toda razón, que a poco más de un mes para el comienzo de los Juegos cuente solamente con nueve futbolistas para entrenar de la lista preliminar de 66 que había entregado. A todo esto, los dirigentes de la AFA están más preocupados por ganar poder político de cara a las elecciones presidenciales antes que abocarse a los asuntos que verdaderamente hacen al deporte nacional.
Así, luego de una reunión, hubo una ruptura entre Claudio Tapia, vicepresidente segundo de AFA, y el seleccionador argentino en relación al plan de trabajo que consistía, de entrada, en exigirle a los clubes que cedan a sus futbolistas. Aquí también entran en escena los clubes: la mayoría de ellos priorizan retener a sus jugadores para la pretemporada ya que no es obligatorio cederlos. Pero el problema es que desde la entidad madre del fútbol argentino no se movieron con la suficiente anticipación y las consecuencias están hoy a la vista del mundo entero.
Argentina, que supo ganar medallas de oro en los JJOO de Atenas 2004 y Beijing 2008, está a un tris de no presentarse a la cita olímpica. Sin embargo, el reemplazante de Martino será Julio Olarticoechea, campeón del mundo en 1986 y actual director técnico de la Sub 20, quien tomará el cargo del elenco Sub 23 para los Juegos.
De todas formas, la incógnita también se traslada al plano del seleccionado mayor. Es que la designación de un nuevo entrenador debe ser rápida ya que en septiembre se viene la doble jornada de Eliminatorias en vistas al Mundial de Rusia. Ya no se trata de apostar a un proyecto con objetivos establecidos sino que a una alternativa para solucionar el caos. Y sea quien sea, el elegido tomará las riendas a contrarreloj, pues no hay demasiado tiempo. ¿Nombres? Aún es temprano para hablar de sucesores, pero los que toman más fuerza son Mauricio Pochettino (Tottenham), Jorge Sampaoli (Sevilla -tiene cláusula de libertad ante el llamado de una selección), Marcelo Bielsa (cerca de firmar en Lazio) y Marcelo Gallardo (River Plate).
El fútbol argentino atraviesa su momento más crítico desde todo punto de vista posible. Se cae a pedazos. Y si existe acaso hoy un halo de esperanza en medio de este desastre mayúsculo, es el sueño ver volver a Messi acariciando el balón con la albiceleste.