El Tour de Francia, a la par del fútbol, es uno de los eventos deportivos que más capturan la atención mundial, debido al esfuerzo, al drama humano y a la vistosidad de sus paisajes, castillos, palacios, lagos etc. Pero hay algo que pocos saben y que es un elemento importante en el éxito de la gran ronda gala, y es el público.
Millares de turistas fanáticos a la bicicleta, llegan en ocasión de la gran carrera, pero sobre sale y destaca el público local, ¿porqué?, cuál es el secreto de la permanencia masiva de millones y millones de personas, que se aglomeran a la orilla de la carretera con banderas, disfraces, y toda ocurrencia que permita estar metido de lleno en el evento que reúne a lo mejor de lo mejor del ciclismo mundial.
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— Le Tour de France (@LeTour) 6 de julio de 2016
Sincronizando, vacaciones en los colegios y universidades, en el sector de los empleados públicos y privados, la república francesa se entrega de lleno a lo que ellos consideran la fiesta de Francia, a través de los pedales. Los franceses ese mes se lucen con una serie de pueblos con sus castillos adornados y decorados para la ocasión, practican coreografías que serán capturadas por las cámaras aéreas, aficionados espontáneos que se cruzan peligrosamente a los corredores en los extenuantes puertos de montaña. Esa es la fiesta del ciclismo que Francia ha adoptado, como lo han hecho Italia con el Giro, y España con la Vuelta.
Niños, Jóvenes y adultos, ancianos de la tercera edad, el Tour de Francia es para todos, y no es raro escuchar en las ciudades o pueblos donde la carrera llegará al día siguiente, el cántico de los aficionados en los más variados idiomas, acompañados con el choques de los vasos de cerveza, o degustando un buen vino, sin insultos ni violencia, porque el ciclismo es el deporte de la paz.
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Por ello, en el grueso del grupo, hay corredores de más de 50 países o nacionalidades, que van desde campeones nacionales hasta mundiales, jóvenes debutantes con sueños e ideales, y grandes veteranos que se niegan a abandonar su forma de vida, vivir sobre la bicicleta. Los gritos desaforados, las pancartas y el público, son la energía que mueve al lote de pedalistas en su paso por la campiña francesa, con rumbo a París, la ciudad luz que por 103 veces recibirá la carrera más grande y extenuante del ciclismo mundial, 280 corredores y más de 3.500 kilómetros nos unen, porque Tour de Francia somos todos.