¿Qué pasó con Jeff Holman?

Jugó y dirigió en el baloncesto y en el fútbol. Estuvo 12 años en la selección salvadoreña de básquet y hoy es un próspero empresario del café

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Foto Por edhdep

Por Gustavo Flores | Twitter: @Gusflores21

2016-07-10 8:36:00

En un barrio de clase media de Los Planes de Renderos nació su pasión por el deporte, esa que mantiene a través de los años aunque hoy dándole un sentido social y asociándolo con el desarrollo humano. Allí, en la calle jugaba al fútbol con sus amigos y en su casa, con el aro de básquet. Dos disciplinas que luego lo llevaron también a sentarse en el banquillo de los técnicos.

“Yo empecé jugando al fútbol pero cuando fui al colegio en el Externado San José, el deporte popular era el basquetbol. Me marcó cuando fui a ver una final. En mi casa teníamos un aro contra la pared y jugábamos tres horas diarias. No había televisión, ni NBA, era pura imaginación que algún día uno iba a jugar en el equipo del colegio”, dice hoy en las oficinas de su empresa “El Volcán”, café de por medio, claro. 

Ese sueño juvenil se le cumplió en el baloncesto y algunos más también, como por ejemplo jugar doce años en la selección mayor de ese deporte y participar de torneos internacionales. Aunque de sus inicios en esta disciplina no le quede el mejor recuerdo. “En el 65 jugué en las juveniles del Externado, pero no tuve un buen entrenador, no nos enseñó nada bueno. Un año después apareció el doctor Julio Astacio (luego vicepresidente del país) y ahí, por primera vez, el colegio empieza seis meses antes a entrenar para el torneo. Esa fue mi primera gran escuela. El lema era ‘vamos a requerir valientes, gente dispuesta a sacrificarse para ganar. En los últimos minutos de los juegos se define quien tiene más corazón para ganar’. Y tenía razón. Esto me dejó grandes aprendizajes a través del deporte”.

Jeff crecía como jugador de baloncesto y a la vez, también jugaba al fútbol. Se entrenó en Atlético Marte, aunque aclara que nunca fue inscripto. Sergio Méndez, “Tuca” Gómez, entre otros, eran algunos de sus compañeros. Luego fue a la UCA en Liga de ascenso (con Víctor Cader y Reynaldo Vásquez, entre otros) y ascendió a Liga Mayor, “pero vino la eterna fiesta de las contrataciones. Me fui a jugar al Caterpillar, y luego fui entrenador de Santa Tecla en liga de ascenso y también a la UCA”, explica hoy en su empresa cafetera. No fueron los únicos equipos que entrenó. En el baloncesto, dirigió a dos equipos del Externado y también dos equipos femeninos de la Escuela Americana. “Siempre asocié desarrollo humano con deporte”.

Romántico del amateurismo, en el deporte solía cambiar de rumbo cuando aparecía “don dinero”. Así fue en 68 cuando decidió dejar el equipo de Ex-alumnos del Externado. “En ese momento empezaron a aparecer los equipos pagando a los jugadores. Les daban primas y una ayuda mensual. Como yo estaba convencido del amateurismo, cuando la UCA me ofreció beca, pedí que se la dieran a un compañero que la necesitaba más, pero no quisieron. Como tenía algún grado de rebeldía, me fui”.

La explicación es sencilla: “Jugaba porque me gustaban los dos deportes. Alguna vez me obligaron en un equipo a elegir uno de los dos y me fui a otro equipo. Hubo años que entrenaba fútbol por la mañana y baloncesto por la tarde”. Y completa: “Éxito no significa tener dinero. Mandela o la Madre Teresa de Calcuta fueron exitosos y no tuvieron plata”.

Doce años jugó en la Selección de El Salvador de baloncesto, y en el 69 fue a los Juegos Centroamericanos y del Caribe en Panamá. “Fuimos a pasear, el entrenador era árbitro y así no se podía”. Su crítica a la conducción deportiva no es solo de antaño, también pasa por la actualidad de El Salvador. “El deporte nacional de hoy se ve horrible. No hay visión de éxito. Lo único que le hubiera hecho falta al gobierno es llevar al Mágico González porque tiene fama”.

-¿Básquet o fútbol, don Jeff?

-Ambos se parecen mucho, básquet es más dinámico porque hay menos jugadores alrededor de la pelota. Pero el fútbol de Holanda de 74 que cada día se parece más al actual y todos rotan en sus posiciones. El deporte es un instrumento de salud de educación para la vida. Al final, esa es su gran enseñanza.


¿Qué hace?

Trabajó desde que salió del colegio. Lo suyo era la agricultura, luego llegó la hora del café. “El trabajo era primero y el deporte, después”, define. Estudiaba, trabajaba, jugaba al fútbol, practicaba baloncesto y formó una familia.

“Antes de café tenía ganado, fui ganadero productor de leche. Era un trabajo 24 horas, 7 días y 365 días del año”. Explica que tiene fincas de café y organizó su empresa beneficiadora y comercializadora de café “El volcán”, donde recibe a El Diario de Hoy. El aroma envolvente de los granos se funde con los recuerdos deportivos. “Con la crisis estamos complicadísimos, pero el deporte me enseñó que aún en los tiempos malos uno puede salir ganador… Y como el juego no se ha terminado…”

Más que hablar de él, prefiere hacerlo de su visión del deporte: “el modelo de desarrollo cubano a partir del  deporte me gustaba, pero el deporte en función política lo detesto. La política de ocupar el deporte para crear desarrollo humano, orden, salud, éxito, es lo principal. El deporte enseña a ganar pero también enseña a perder, enseña que aún siendo débil puede llegar a ser grande. El deporte, de alguna forma , aspira a ganar, no aspira a más o menos, medianamente ser bueno, yo no puedo ver salida en términos de sobrevivencia  más o menos, yo lo puedo ver por el éxito. La mediocridad debería ser castigada”