Era una apuesta arriesgada y en un principio tildada de “locura”. Algunos no tardaron nada: la descalificaron desde el principio. Sin embargo, la idea, la insistencia y la visión a futuro, pudo más: el Loco Abreu finalmente jugará en la liga salvadoreña, algo “imposible” hace un par de meses.
Lo hizo posible el ímpetu de algunos dirigentes jóvenes, con un chip distinto. Un jugador de renombre mundial ya le dio impulso a un liga que necesitaba de una noticia de impacto para empezar a repuntar. La apuesta fue tan buena que otros equipos ya piensan en traer más figuras de renombre. Bienvenidos sean.
El golpe de marketing que la contratación le dio a Santa Tecla y a la propia Liga Mayor en su conjunto ya es ganancia: generó alto impacto en el mundo del fútbol. Una presentación bien armada y con solvente organización, conferencia de prensa incluida. Un protagonista educado, amable y ocurrente. Una muestra de que se pueden hacer las cosas muy bien aún en circunstancias que no siempre son favorables. No todo fue color de rosa: algunos medios internacionales desvirtuaron la noticia y con versiones disparatadas pusieron el erróneo foco en algo que nada tiene que ver con el fútbol.
Santa Tecla ya marcó un gol fuera de las canchas. Un golazo. Solo falta que el “Loco” los haga adentro. Sería el marco ideal para que otras dirigencias con mayor repercusión en el fútbol salvadoreño se animen a romper el molde, tal como lo hicieron los tecleños esta vez. Que lindo sería que en vez de camisetas del Barcelona, Real Madrid o Juventus, los niños salvadoreños se vuelvan a probar las del Alianza, FAS, Águila o… Tecla. Que tengan referentes en su propia liga, en su propio país y que no los busquen en lejanos destinos. Ojalá se de algún día, soñemos, este puede ser un buen puntapié inicial.
Y si se da en el caso del “Loco” uruguayo, sólo por eso su llegada ya habrá valido la pena, Abreu.