¿Qué pasó con Sonia Zavaleta?

Extriatlonista nacional, que desde muy joven puso en alto a El Salvador. Ahora está en Dinamarca, donde está estudiando una maestría

descripción de la imagen
Foto Por Cortesía

Por Franklin Ponce | Twitter: @FP11EDH

2016-07-17 10:30:00

Un consejo se terminó convirtiendo en la ruta del éxito para Sonia María Zavaleta, quien destacó en el triatlón nacional, al “bañarse de gloria” en varias ocasiones con lo que puso en alto el nombre de El Salvador y de su querida Santa Ana.

“Mis papás siempre nos tenían involucrados en varios deportes, me llevaron a natación cuando tenía seis años, pero debido a una bronquitis dejé de ir. Cuando estaba en la escuela, siempre me llamó la atención correr, entonces me involucraba en las carreras de atletismo y algunas las ganaba, para mí era diversión. En 2001, le dije a mi papá que me llevara a natación. Él tenía un amigo (el profesor Jorge Hernández) que le sugirió que nos involucrara en triatlón, porque era muy caro pagar la membresía mensual en un club de natación. El profe Jorge fue el que me enseñó a nadar, todavía lo recuerdo con mucho cariño”, comenta con mucha nostalgia.

En 2003, se hizo una atleta federada y empezó a representar al país: “Los primeros años fueron muy lindos, me atrevo a decir que fueron los mejores de mi vida, especialmente, porque mis padres estuvieron siempre apoyándome. Recuerdo que mi padre (Gustavo) solía custodiarme cuando hacíamos los entrenos de ciclismo. Mi madre (Sonia) siempre nos acompañaba también a las competencias. Nunca me soltaron la mano y toda la vida les estaré infinitamente agradecida”, recuerda.

Producto del esfuerzo y sacrificio, poco a poco fueron llegando los premios: “Me llenaron de mucha satisfacción, especialmente al saber que el triatlón no es un deporte fácil. Se entrena dos veces al día, ya que se deben mantener tres deportes; no obstante, escuchar el himno de El Salvador en una premiación es un gran orgullo”.

Dentro de los premios más destacados está el haber sido campeona nacional desde 2003 a 2010. También ganó medalla de bronce en la Copa de las Américas Izabal Puerto Barrios Guatemala 2003; medalla de plata en los Juegos Codicader de Panamá, en 2006; segundo lugar en el Campeonato Centroamericano Juvenil Costa Rica, en 2005;  y primer lugar en Los Ángeles (EE. UU., 2004 y 2007). 

Sumados a estos logros, también está el haber formado una dinastía en el triatlón, junto a sus hermanos: “Ellos me acompañaron en todo momento, fueron mi apoyo moral y físico. Mis hermanos eran muy fuertes y entrenar con ellos mejoraba mi condición. Siempre me decían ‘dale que vos sabés que podés’. Fue muy lindo crecer juntos en el deporte, nos hizo más unidos en todo ámbito”, dijo.

Dentro de los buenos y malos recueros que le dejó el triatlón, rememora que “positivo fue en el Codicader, ya que fue el debut del triatlón en unos Juegos Centroamericanos y di la sorpresa de otorgarle una plata a El Salvador, que nadie se lo esperaba. Negativa, creo que cuando me lesioné en 2010 y no podía nadar ni 100 metros, fue muy frustrante”, relató.

Zavaleta se retiró profesionalmente en 2010. Aunque señala varias razones, la principal dijo que fue por el “poco apoyo para recuperarse de una lesión”. A pesar de eso, no le reprocha nada al triatlón. Al contrario, todo lo ve con agradecimiento y como una bendición.

¿Qué hace?

Tras el retiro deportivo, Sonia Zavaleta le dio prioridad a los estudios, y continuó su preparación académica en Estados Unidos y Austria. En el país, se graduó como licenciada en Educación, opción inglés. Además de trabajar en varios proyectos para la Embajada de EE. UU.

Actualmente, Zavaleta está en Dinamarca, donde “estoy estudiando una maestría en Cultura, Comunicación y Globalización con una especialización en Relaciones Internacionales en la Universidad de Aalborg. Me encuentro a punto de culminar mi primer año y en agosto empiezo mis prácticas profesionales con el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo, en Copenhage, la capital danesa. Dios mediante, me gradúo en julio de 2017”, confió.

Tiene grandes expectativas: “Si Dios permite, deseo trabajar en asuntos internacionales, cooperación internacional y diplomacia. Algún día, en el futuro lejano, posiblemente embajadora de El Salvador en el extranjero”, dijo.

Desde la distancia pasa pendiente del deporte salvadoreño, especialmente del triatlón y del FAS, equipo que sigue casi por herencia familiar. 

Dentro de su plan de vida de no está convertirse en entrenadora. Sin embargo, “trataré de heredar este deporte a mis hijos en el futuro. Si no es triatlón, será el que a ellos les guste, sin presión, tal como lo hicieron mis padres”, comenta con mucho orgullo desde Dinamarca.