BRASIL. Río 2016 ha preparado la ceremonia de inauguración “más cool” de unos Juegos Olímpicos, con la que quiere enviar “un mensaje con corazón al mundo” e invitar a las personas a “buscar similitudes y terminar con los ataques al planeta”.
En opinión de sus responsables, después de la “elegancia” que mostró la de Londres 2012, la “grandiosidad” de Pekín 2008 y el “clasicismo” de Atenas 2004, la ceremonia de Río “no será nada opulenta” y mantendrá hasta última hora como gran secreto el nombre de quién será el encargado de encender el pebetero.
El equipo que lleva años preparándola, encabezado por el director de cine Fernando Meirelles y Marco Balich, quien participó también en la apertura de Sochi 2014, aseguró desconocer el nombre del elegido para encender el pebetero, al ser preguntado sobre la posibilidad de que sea el exfutbolista Pelé.
Ambos explicaron ayer en conferencia de prensa algunos detalles del evento, junto a otros miembros del equipo como Daniela Thomas, Andrucha Waddington, Abel Gomes y Leonardo Gaetano, que tendrá tres pilares, “el jardín, la diversidad y la alegría”, rasgos que reflejan la realidad de Brasil.
“Queremos trasladar un mensaje de tolerancia, hay mucha tensión en el mundo, invitar a buscar las similitudes entre nosotros y a parar los ataques al planeta. La raza humana y el planeta están bajo amenaza”, dijo Meirelles, director de la película “Ciudad de Dios”, quien junto a sus compañeros quiso desvincular la política de la ceremonia.
La historia de Brasil, su imagen más moderna y también su cultura, especialmente a través de la poesía que recitarán la actriz local Fernanda Montenegro y la inglesa Judi Dench y de la música típica con intérpretes como Gilberto Gil, Caetano Veloso y Elza Soares, además de la inevitable samba, también estarán presentes.
Un escenario ideal
El césped de Maracaná, un estadio cuyas dimensiones han condicionado el montaje escénico, acogerá el desfile de unos 12 mil deportistas, en el que hay previstas sorpresas que los creadores no quisieron desvelar.
Tampoco confirmaron, por motivos de seguridad, la cifra exacta de jefes de Estado que se esperan hoy en el recinto, pero sí hay otros números que se conocen como los 3,000 millones de personas que está previsto que sigan la transmisión de televisión en directo, los más de 5 mil voluntarios que colaborarán y los 300 bailarines y 200 músicos profesionales que intervendrán.
Los fuegos artificiales tampoco faltarán en las casi cuatro horas de duración de un acontecimiento que pretende emocionar para quedar en la memoria histórica y que cuenta con “el presupuesto más bajo de las últimas ceremonias de apertura de Juegos y un staff muy barato”, según su propia definición.
Lo extradeportivo
Brasil llega a estos juegos inmerso en una profunda crisis política y económica que avanza ajena a la mayor cita deportiva del mundo y que, según las últimas encuestas, no ha logrado encandilar a los brasileños.
Los primeros Juegos Olímpicos de Sudamérica arrancan hoy en un momento en que Brasil cuenta con dos presidentes, el interino Michel Temer y la suspendida Dilma Rousseff, al tiempo que enfrenta la peor recesión en muchas décadas, después de que su economía se contrajera un 3.8 % el año pasado.
Y ni la concentración del país en la cita mundial impidió que la crisis política diera un nuevo paso ayer con una decisión que dejó a Rousseff al borde de su definitiva destitución. Brasil no termina de enamorar.