Largo plazo y continuidad no son palabras de la preferencia de los dirigentes que manejan los equipos del fútbol salvadoreño. Cinco de los 12 equipos de Primera División decidieron cambiar el rumbo a mitad de camino en la fase regular del torneo Clausura que hoy termina. Algunos, en más de una ocasión. A la mayoría este cambio lejos de darle impulso, le dio pésimos resultados.
Los dos equipos de arriba, Santa Tecla y Águila apostaron a la continuidad y así les fue. Muy bien. Pichi Escudero ya pasó el centenar de partidos en el líder del torneo. Ramón quiere sentar las bases en San Miguel de un trabajo que perdure en el tiempo. Curioso fue lo del tercero en discordia, Juventud administrado por Firpo.
A pesar de que las cosas iban bien en el terreno de juego, no parecían con la misma sintonía fuera del campo, sobre todo en las redes sociales.
Los directivos decidieron aceptar la curiosa “renuncia pública” de Misael Alfaro y lo cambiaron por el bajo perfil de Mario Martínez. Siguen arriba. Alianza decidió dejar de lado a un Rubén Alonso campeón (con una supuesta renuncia que el entrenador luego desmintió) por un breve interinato de Juan Carlos Serrano y la definición por el argentino Daniel Fernández.
En la mitad de la tabla, cinco equipos que apostaron a la continuidad:Dragón (Sevilla), Metapán (“Zarco”), UES (Henríquez), Chalate (Serrano) y Pasaquina (Ovelar).
Abajo, en cambio, varios que decidieron torcer el rumbo. Sonsonate pasó del “Bochinche” Portillo a Renderos Iraheta y ambos se fueron denunciando “amenazas” de aficionados. FAS empezó con el “Che” Martínez y pasó al “Toto” Gamarra. Y Marte tuvo tres entrenadores en menos de cinco meses que duró el torneo:Douglas Vidal Jiménez, Juan Sarulyte y “Chirolón” Burgos. ¿Resultado? Descendido.