CHALATENANGO. Águila tiene medio pie en las semifinales. Si bien no puede decir que lo tiene sentenciado, pero está muy cerca por lo hecho este miércoles en Chalatenango. Se impuso de visita a los norteños (0-4) y mantuvo su papel protagónico del torneo, que además lo ayuda a soñar con ese pase a las “semis” que debe sentenciar en casa, el sábado, en la vuelta de cuartos de final. Sus goleadores, Héctor Ramos y Nicolás Muñoz, dieron la respuesta acertada con sus dobletes y pusieron al equipo un escalón más arriba que los “duros”.
Los norteños salieron a hacerle frente al partido, sabían que era la única posibilidad de jugar en casa y sacar provecho para seguir vivo en esta fase. El ataque lució fluido, en tres minutos, con un Bladimir Díaz –el campeón de goleo del torneo– suelto y rápido, jugando cómodo. Pero enfrente estaba un Benji Villalobos, el portero menos vencido del torneo, al acecho.
Los migueleños tuvieron su primera llegada con un tiro libre (6’), cobrado por Erick Villalobos, que se fue cerca del segundo poste de la cabaña de Kevin Carabantes. Previo a eso, Águila apeló al factor sorpresa de Ramos, con velocidad, pero con cierta imprecisión. La misma ansiedad llegó también a la última línea migueleña, un minuto después, en un contraataque norteño y que derivó en un cabezazo de Díaz a las manos de Villalobos.
La concentración, no obstante, sería clave para mantener el orden emplumado. Ese que, en dos minutos, logró darle vuelta a los papeles y mantener al equipo claro favoritismo en cuartos. Su ataque y su salida por el medio, sumado a las estacionarias, ayudaron a poner la ventaja de 0-2.
A los nueve minutos, “Pito” recibió un centro, tras un tiro de esquina, y lo definió en el área para el primero. En un suspiro, se acomodaban apenas los chalatecos, para que se hilara el segundo del caribeño. Una jugada de ataque, un servicio de Trejo, y recibió el balón Ramos, quien desmarcado y frente a la portería de Carabantes movió la red con un remate a ras de piso, para elevar la adrenalina “negronaranja”.
La tranquilidad oriental se mantuvo, aún y cuando los “morados” tomaban riesgos y asaltaban el pórtico de Benji con remates abiertos, para no cortar las ilusiones de Chalate del descuento. Además, los chalatecos sufrieron muy pronto, por lesión, la primera variante, ya que tuvo que salir Roberto Maradiaga y llegó Elder Figueroa. Una modificación de nombre, porque el esquema del técnico Ricardo Serrano se mantuvo igual.
La iniciativa de Águila siguió, a pesar de que Chalate no bajó los brazos, apretó. Mantuvo siempre Águila una respuesta acertada de la defensa, a la hora de anticiparse y rechazar los balones. Chalate propuso, pero le hizo falta hilar el último toque y hacer efectiva la contundencia.
Faltaba “Nicogol”
Chalate, urgido, salió a buscar los goles, por lo que ingresó Cristian Bautista. Con “el Pibe” y Bladi, los norteños pretendían, con un poco de más desesperación, arriesgar e intentar recortar la desventaja. Pero el remedio no fue el más esperado.
Águila volvió a golpear. Ramos ganó un balón a Guardado, y le sirvió la pelota a Nico Muñoz, quien ante una defensa desconcentrada, lo remató casi como una diagonal, para el tercero (51’). El mismo panameño-salvadoreño estuvo cerca de su segundo, luego de un rechazo de Carabantes y, ya vencido el portero, su remate pegara en el poste.
Chalate, que llegó de “rebote” a esta fase, tuvo una noche de desconcierto pero se negó a renunciar a buscar un mejor resultado, pero Nico selló su paliza, con un remate, luego de una salida errónea de Carabantes. Chalate demostró lo difícil que fue clasificar octavo y enfrentar a un Águila que sigue firme y se encamina a pelear por el campeonato.