Una semifinal para los cheros

Poco público para ser un partido decisivo en el Barraza. Pero tampoco se esperaba más de ambas aficiones

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Un enmascarado aficionado del Dragón previo al partido con Santa Tecla en San Miguel.

/ Foto Por Jorge Reyes

Por Franklin Ponce | Twitter: @FP11EDH

2016-05-18 5:57:00

Está claro que cuando la dirigencia de Dragón decidió poner el partido a las 2:00 p.m., pensó más en lo deportivo, que en lo económico, pues estos eran consciente de que no poseen una gran afición y que tampoco el rival arrastre a un buen número.

Con un poco de paciencia, era fácil contar el número de aficionados que llegó al estadio Barraza, los que quizá no superaban los 400 aficionados, ya que mejoró para los primeros minutos del encuentro.

A pesar de que no se esperaba a muchos aficionados, los locales tomaron las medidas de seguridad necesarias, como contar con la presencia de la Unidad del Mantenimiento del Orden (UMO), además de los agentes de PNC y del CAM, quienes unos minutos antes de que comenzara el partido superaban al número de asistentes.

Lo irónico fue que las medidas de seguridad evitaba el ingreso de algunos artículos, pero que estos mismos los estaban vendiendo en el interior, como las botellas con agua. Esto generó algunas discusiones con los miembros de seguridad, quienes se escudaban en decir que solo “respetaban indicaciones”.

Entre los aficionados, se contó con la presencia de un grupo musical, de un instituto migueleño, que en primer momento se colocó en el sector popular. Pero después fue trasladado al área de tribuna norte, justo atrás del banquillo tecleño, quienes se vieron incomodados por el ruido.

El grupo muy afinado con los diferentes ritmos que tocaron, hizo bailar a muchos, menos a los tecleños, quienes en varias ocasiones mostraron su descontento, ya que el técnico Osvaldo Escudero no podía dar bien las indicaciones a sus dirigidos. 

El ambiente fue más hostigante para los tecleños, gracias a aficionado del Dragón, quien se mantuvo ultrajanado a los que estaban en el banquillo, algunos de ellos respondieron, pero la situación no pasó a más.

En el otro sector estaba la afición tecleña, quien también llegó en un buen número, con sus instrumentos y canciones tradicionales también puso de su parte para alentar a sus dirigidos, a un lado del banquillo dragoniano, quienes no se vieron molestos por el ruido haciendo una comparación entre lo que pasaba en ambos lados.

Lo agradable fue de que el fútbol ganó con un ambiente familiar, donde desde el más pequeño hasta el más grande trató de llegar muy bien identificado con los colores verdes, tanto los locales como los visitantes.