Entrenadores finalistas

Juan Ramón Sánchez y Omar Sevilla se las verán el domingo en el Cuscatlán, pero solo uno podrá levantar la copa de campeón.

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Foto Por edhdep

Por Víctor Zelada | Twitter: @zeladauceda

2016-05-24 9:12:00

RAMÓN SÁNCHEZ, LA VOZ DE LA EXPERIENCIA

Hace un año fue nombrado técnico de la Selección Sub 23 y ahora está a las puertas de la corona 16 para Águila. Llegó al equipo para formar jóvenes y para que el equipo recuperara el protagonismo.

El fútbol ha premiado a Juan Ramón Sánchez. Por cuatro torneos se quedó a la orilla de disfrutar de una final en Primera División, todas con Juventud Independiente (entre 2013 a 2015). Con Águila lo logró en su primer torneo (Clausura 2016) y qué mejor forma de coronar un trabajo con la corona 16 el próximo domingo.

Llegó a un equipo que siempre tiene la presión del protagonismo y que ya tiene 4 años de su última copa (Clausura 2012) y que hace año y medio estuvo en su última final, pero la perdió con el argentino Daniel Messina.

Sánchez nunca jugó profesionalmente en Primera, solo en Liga B (hoy Tercera) y Segunda División pero como entrenador se ha ganado una trayectoria, gracias al trabajo que realizó con Juventud Independiente, equipo con el que trabajó en sus escuelas de fútbol y equipo mayor. Logró dos ascensos con esa institución. 

Antes de llegar al nido, en mayo de 2015 fichó con la Fesfut para trabajar con la Selección sub-23 que no obtuvo el pase a la eliminatoria Preolímpica en Concacaf en agosto. 

Pero en diciembre pasado fue contratado como timonel emplumado y su acierto fue rodearse de gente de confianza. 

“Águila buscaba un cambio en cuanto a la manera de dirigir, que no solo se contratara a un técnico para estar un torneo, si no un proyecto a mediano y largo plazo. Cuando asistí a la entrevista de trabajo, parte de mi propuesta, fue que me permitieran llevar a mi equipo de trabajo. Es por eso que están conmigo el profesor Rafael Mariona (asistente), Juan Pablo Rodas (preparador físico) y Carlos Funes (preparador de porteros). No habría llegado si allí habría estado un auxiliar”, comentó Sánchez.

En cuanto a si le pidieron ser campeón, Sánchez aclara que “pensaron en mí por mis antecedentes en Juventud que se apegaban a sus objetivos, a la identidad de formar jóvenes y buscar el protagonismo. En mi presentación dije que no ofrecía títulos, si no trabajo y es el trabajo el que da la pauta de objetivos como fue clasificar, superar rondas y ahora luchar por ese título”.

Para la final, Ramón ya tiene claro cómo llegará a la final: “Elegante, de saco, porque es una final, una gala del fútbol y hay que disfrutar el momento que puede coronar un trabajo”. 

En cuanto a cómo se relaciona con Omar Sevilla, entrenador de Dragón, dijo: “Para considerar amigo a alguien se necesita de intimidad, confianza, con el profesor Omar somos conocidos. Le he tenido mucho respeto y reconocimiento a su trabajo. Él tiene su forma de ser y sabe inyectar de su carácter a sus jugadores”.

Del ambiente en el camerino con sus jugadores, Ramón destaca que el respeto ha sido el pilar para que haya una familia en Águila. “Me he ganado el respeto y el reconocimiento de los jugadores. El trato es recíproco. Esto ayuda a que exista esfuerzo y compromiso y que se respeten las reglas”.

Sánchez no es de los que hagan promesas como condicionar su visita a la iglesia, en caso de ser campeón. Para él ya es una forma de vida.

“No espero algo para dar gracias a Dios, soy un hombre de fe. Es más, con mi esposa somos líderes del Movimiento Encuentro Conyugal en la Iglesia Católica y hasta predico. Por estos días le pido a Dios que me permita asimilar la posibilidad de ser campeón o no, pido tranquilidad en mis oraciones para entender el trabajo arbitral”.

Si algo caracteriza al emplumado es que “nunca me han expulsado. Cuando hago una observación a un árbitro lo hago con respeto, trato de que las ofensas, en caso vengan de la afición rival, no me afecten y agradezco cuando vienen palabras de apoyo”, cerró Sánchez.

OMAR SEVILLA, EL EXCÉNTRICO

Como DT principal en Primera, ya tiene dos torneos con Dragón. No le pidieron nada a inicios de la temporada, se propuso salvarlos del descenso y ahora sueña con la corona.

Omar Sevilla ha transmitido su carácter a un Dragón que ha roto todos los pronósticos. Llegó para el Apertura 2015, con el crédito de que luchó por el ascenso a Primera con el extinto Guadalupano. No le encomendaron nada, cuenta, pero se propuso salvarlo del descenso con poco presupuesto. El premio al esfuerzo le permitió clasificarlo a cuartos de final en su primer torneo y en el actual lo llevó a la final.

Sevilla sabe que puede hacer historia ante Águila, equipo con el que se formó, jugó y al que lo hizo campeón en reservas (2013). No se siente satisfecho solo con llegar a la final, sabe que Dragón está insaciable y él podría acrecentar su palmarés porque ya ha sido campeón en Tercera y Segunda también.

“Me falta esto y quiero ser campeón, le he pedido a los muchachos que se entreguen de principio a fin para lograr este sueño. Este es mi primer año al frente de un equipo de Primera, antes fui asistente y tuve un paso interino. Ahora tengo una gran responsabilidad como cabeza del grupo y Dios nos ha premiado a pesar de tantas limitantes”, explicó.

Sobre cómo formó al Dragón en la temporada 2015/2016 contó: “A mí no me pidieron nada, ni sabían qué querían pero yo pensé primero en salvar la categoría, habían jugadores con deudas, fue duro pero gracias a Dios agarramos rápido la línea de trabajo en 20 días y los muchachos se concientizaron y que ganando la gente nos iba a acompañar porque un equipo perdedor ni la familia los ve”.

Sevilla quiso atraer otro perfil de jugadores, en su momento, pero tuvo que adaptarse. “Cómo no quisiera tener al morenito que se llevó Chochera (Elman Rivas), lo pedí así como a Erick Molina, yo los quiero pero no puedo. A este equipo lo armamos como hemos podido, a puros trompones, patadas y mordidas”.

En cuanto a los extranjeros agregó: “Jackson (De Oliveira) apareció con una bolsa plástica en el lomo y lo vimos y convenció cuando tuvimos que ver hasta cinco brasileños y tres colombianos. Héctor Lemus venía de Aspirante y era jugador de choque, ayudó pero se lesionó… en enero vi cuando Águila descartó a los argentinos Murialdo y Lanzeni, los pedí y nos han ayudado. Murialdo tiene gol y provoca faltas, Lanzeni es bueno pero en su posición juegan Torres, Ulloa y Lizama”.

De algunos nacionales, dijo: “acá vinieron jugadores que habían desechado como quien toma un vaso de café y lo bota, a otros como Leonel Guevara lo agarramos porque pese a que otros equipos lo ven como viejo, te juega como un joven”.

Se sinceró sobre la exigencia que hay en este equipo migueleño. “Aquí el trato es grosero y exigente, este equipo es de garra. Soy una persona explosiva y llamo la atención cuando alguien se está acomodando”.

Los árbitros y Ramón

Habló del arbitraje que espera el domingo y de su homólogo Ramón Sánchez. “Considero que los árbitros ahora se tienen que lucir, los van a estar evaluando, que sean jueces y no aficionados a una camisa. Me gustaría un árbitro de experiencia, que no esté inventando ni aprendiendo y la comisión debe saber eso, que no se dejan ir por una mentira como cuando me expulsaron en Santa Tecla. No estoy incómodo que me toque dirigir desde la grada, aunque la emoción en la cancha es otra”.

De Sánchez dijo: “Se tiene que sentir contenta la afición salvadoreña y AEFES que tiene técnicos capacitados y que los dos entrenadores de la final somos locales, lo único es que no hablamos raro sino a lo salvadoreño y por eso caemos mal. A Sánchez lo conozco y se nota que es una persona humilde, trabajadora y con un carácter suave, es una buena persona, los que están con él no los conozco. Será un bonito duelo”, dijo el técnico mitológico.

Y de Águila, se limitó a decir: “Ellos quieren la 16 pero nosotros la tercera, somos ambiciosos, siempre queremos más. Será un partido duro pero los nuestros se entregan y en la cancha se transforman y allí ya no hay humildad”.

En cuanto a la ropa que usará en la final, se sinceró: “De saco y corbata no voy porque me sofoco, mejor de camisa tipo polo y jeans”. Fiel a su estilo, Omar Sevilla va por la hazaña con un sorprendente Dragón, que no se conforma con ser finalista.