Después de la correspondiente felicitación al nuevo campeón salvadoreño, vale la pena revisar cómo este equipo de guerreros verde y blanco son ahora los monarcas de la Primera salvadoreña.
1. Jamás renunció a su estilo. Más allá del rival, jugó a lo Dragón. Lo dijo Luis Hernández, el mariscal de campo del técnico Omar Sevilla en la cancha, horas antes del partido:“¿Para qué vamos a cambiar ahora, si nos ha funcionado para llegar a la final?”. Dragón, al contragolpe, con estilo cerrado, como quieran… es campeón.
2. Esquivar es parte del juego. Sevilla lo hizo sin pudor. Dijo públicamente que se quitó un posible choque con Alianza, pues identificó que podía hacerle daño. Aunque en el camino igual dejó fuera a dos históricos:el Juventud que administró Firpo, y al Águila.
3. Sin ruido mediático. Los mitológicos trabajaron en silencio, pero cómo gritan ese tercer título ahora.
4. Los aficionados no juegan. Las gradas estaban arriba del 90% de negonaranja, pero eso no minó en la actitud combativa de los verdolaga. Ojalá así jugara la Selecta cuando se para en el Azteca…
5. Extranjeros que pesan. Murialdo y De Oliveira marcaron diferencia y fueron clave hacia el título. ¿Siguen?
6. Un DT caudillo. Omar Sevilla supo transmitir esa garra a sus jugadores. ¡Y son campeones, papá!