El calor de San Miguel en el Cuscatlán

El Cuscatlán lució un ambiente familiar, estuvo casi al 90 % de su capacidad. El color negronaranja predominó en los graderíos

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Foto Por edhdep

Por EDH Deportes

2016-05-29 9:59:00

Por tratarse de dos equipos de la misma ciudad, se respiró un ambiente familiar, en el que Águila era, por mucho, la mayoría y casi todo el Cuscatlán lo pintó de negronaranja. Incluso hubo sectores donde podían estar revueltos aficionados de ambos equipos y no hubo agresión verbal. Convivieron.

Desde antes que ingresaran, todo pintaba con normalidad. Tanto afuera del estadio como en sus alrededores estuvo a a venta la camisa muy afamada entre semana, la del diseño mitad Águila y mitad Dragón con el lema 100 % migueleño. Por miedo a la burla, muchos solo preguntaban su precio pero no la adquirían. El valor rondaba entre los 10 y 12 dólares. Pero hubo un aficionado que se dejó ver con bandera de Dragón en su espalda y un sombrero de Águila. Era evidente que no le importaba quién ganaba.

Para los aficionados había un menú de souvenirs. Las vinchas podían adquirirse a $1 o $2, unas máscaras de Scary Movie valían $2; los sombreros de “foamy”, a $2; pintarse la mejilla, a $1; la cara, a $2 y el pecho con el escudo del equipo favorito, $4.

Para los que no habían almorzado había comida de sobra a la venta, carne asada con chorizo y cebollines, panes con mortadela o carne de soya, hamburguesas. Las cervezas en vidrio o lata estaban a disposición de los que tenían mucha sed, pero debían tomárselas en el parqueo o incluso antes de cruzar las puertas del estadio porque, de lo contrario, se las decomisaban.

A 40 minutos de comenzar el juego, una señora de 30 años sufrió un desmayo por un problema con su presión arterial y necesitó de asistencia de socorristas de Cruz Roja. Fue trasladada de emergencia a un centro de salud.

Cuando ya estaba por comenzar el juego, había total cordialidad entre los jugadores rivales. Incluso, Wilma Torres y Jimmy Valoyes posaron para una fotografía, sin ninguno imaginarse que el diminuto jugador sería el héroe y quien evitaría “la 16”.

Luego, cuando los dos oncenos titulares saltaron al campo, pasó algo curioso. Llegaron de la mano con unos niños, hasta allí todo bien. El problema es que todos andaban camisas de Águila. ¿Y de Dragón? Pequeño detalle ese.

Ya en el partido, al minuto 38 cayó el gol de Wilma Torres y eso enmudeció por unos dos minutos a los seguidores emplumados, quienes no podían creerlo. Tanto así que los técnicos del Cuscatlán, que tienen control del tablero electrónico, tardaron en colocar el marcador y descuidaron el cambio en el tablero inferior, donde va el cronómetro, porque allí siempre iban 0-0. Esto sería corregido en el medio tiempo.

Si hubo problemas en el partido, fue cuando Meme González y Héctor Ramos discutieron o cuando jugadores de Dragón perdían tiempo, algunos aficionados lanzaron bolsas con agua. Pero, en síntesis, asimilaron la derrota sin bronca y algunos de naranja hasta aplaudieron al rival.