SAN JOSÉ, Estados Unidos, (De un enviado especial).- El arribo de la selección a Estados Unidos fue distinto a lo esperado. Cerca de las 12.42 (cuatro horas menos que en Argentina), cuando la delegación llegó al hotel Hayes Mansion de esta ciudad, ubicada a 70 kilómetros de San Francisco, se encontró con un escenario exótico: una casamiento hindú y un centenar de personas con las vestimentas típicas de la India en pleno jardín del hotel.
Nadie, en cambio, se acercó al lugar en plan de bienvenida: el fútbol no despierta aquí histerias ni los movimientos habituales que rodean a este equipo cuando recorre el mundo.
Cuando apareció Víctor Cuesta, el primer jugador en bajar del micro, la mayoría de los invitados a la particular boda se acercaron a las vallas y comenzaron a sacarles fotos a los jugadores: ninguno era Messi, claro, lo que todavía hizo más modesto el recibimiento. Pero todo en calma, sin siquiera un grito. Enseguida, los jugadores se dirigieron a almorzar. Con la delegación, los únicos dos dirigentes que viajaron desde San Juan fueron Juan Carlos Crespi y Chiqui Tapia.
Luego del almuerzo, los jugadores de la selección descansarán hasta las 18.30 y realizarán trabajos livianos en el gimnasia del hotel. Mañana, cerca de las 9, el equipo tendrá el primer entrenamiento en el predio Spartans Camp, el campus de la universidad de San José.
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— José Mera (@JosMera3) 20 de mayo de 2016