Estrellas del Futuro: Cristian Vargas

Su padre David y su tío Rafael son reconocidos en el entorno nacional y regional en el voleibol. Cristian espera continuar la dinastía de la familia a puro remate

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San Salvador, martes 24 de mayo de 2016. / Foto Por Menly Cortez

Por Raúl Recinos | Twitter: @raulonlon10

2016-05-29 7:57:00

Tiene como inspiración a su progenitor, David “Pepe” Vargas, jugador activo de voleibol de playa. El primer deporte que le interesó fue el voleibol de sala, desde los 8 años; luego tuvo un paso corto en el fútbol y entrenó en Fundamadrid, pero por motivación de su padre regresó a las duelas.

Siempre jugó de refuerzo a nivel estudiantil, porque nunca estudió en un colegio donde hubiese selección de voleibol sala. Pero le sirvió mucho entrenar desde pequeño en la Federación, porque ahí lo miraban entrenadores y lo pedían de refuerzo. En 2011 fue a su primera competencia representando al país cuando tenía 12 años, en un Sub-19 en el que terminaron en sexto lugar. Por su buen desempeño, siempre integró equipos que le llevaban dos generaciones, siempre era el más joven en los torneos. Incluso, sigue viviendo esa historia.

Jugó el Sub-21 en 2013 con 15 años, y ahí ayudó a romper una racha de 20 años en los que El Salvador no lograba quedarse con el primer lugar. Ese mismo año, por algunas diferencias con los entrenadores por querer cambiarlo de posición (a líbero), se fue al voleibol de playa y peleó por clasificar a los juegos de la Juventud, cosa que no consiguió con su pareja.

El 2014 siguió con su crecimiento al jugar el Norceca y dos torneos más; uno de esos fue el Panamericano en Cuba. Un año después, con más experiencia, fue a jugar el Panamericano, a Canadá donde se midió a grandes selecciones como Brasil. Unos meses después ganó el premio a mejor pasador en un Sub-21 que se disputó en el país, premio individual que se le había negado en otras ocasiones, pero siempre entró al podio.

Cristian Vargas dice que ver a su padre y viajar a muchos países fue lo que lo motivaba a seguir jugando este deporte. Sin embargo, este joven quiere ser mejor que David y como primer paso decidió ocupar el número 8 en su espalda para dar pistas de que quiere superar lo que ya ha logrado “Pepe”, quien era el 4 cuando jugaba voleibol de sala. 

“Donde hay retos ahí voy, el voleibol es deporte de grandes y yo quiero ser gigante. Tuve un entrenador que me dijo que no iba a llegar lejos, que nunca iba a poder llegar porque era pequeño para este deporte”, dice Cristian.

Pepe está orgulloso de tener un hijo competitivo y que esté triunfando a su corta edad: “Cristian tiene mucho talento, es muy hábil, reconozco que tiene una mejor reacción que yo para defender. Tengo el gusto de haber visto cuando le dieron el premio a mejor pasador de Centroamérica el año pasado”. La dinastía de los Vargas en este deporte la continuará él.