El mundo se paralizaba cuando él peleaba

OPINI??N - Su pintoresca y original gallinita era algo así como la culebrita macheteada del “Mágico”

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Foto Por edhdep

Por Por Rolando Alvarenga | Periodista salvadoreño especializado en boxeo

2016-06-05 9:16:00

Ahora que en el sentido textual de la palabra, el mundo deportivo y en particular el boxeo han perdido a un auténtico peso pesado de pura sangre, es un buen momento para abordar a vuelo de pájaro, a quien en vida fuera, hasta el viernes anterior, primero Cassius Marcelus Clay y después Mohamed Ali.

En lo personal y en una especie de inédita revelación, Clay o Ali fue el personaje que a principios de los 70 inspiró mi vocación por la práctica del periodismo deportivo. Siempre me llamó la atención su discurso valiente, frontal y desafiante. Un estilo que, a la par de su boxeo fino y efectivo, le permitió el marcar un antes y un después del boxeo. 

Con su clase y carisma, abajo y arriba del ring, Clay o Ali le dio plusvalía al boxeo, sacándolo de su seriedad protocolar y haciéndolo un deporte atractivo y digno de las millonarias bolsas que hasta hoy se han llegado a generar. Es que cuando el boxeaba y sus match eran televisados, el mundo se paralizaba y con él, millones de corazones en todo el planeta Tierra. Su pintoresca y original gallinita era algo así como la culebrita macheteada del “Mágico”.

Muy fresco y presente tengo en el chip de mis recuerdos sus épicas e inolvidables peleas titulares mundialistas contra Joe Frazier, Joe Foreman, Ken Norton, Oscar Ringo Bonavena, George Chuvalo, Jimmy Young, León Spinks y el combate que yo nunca hubiera querido que se realizara contra Larry Holmes. Es que en esta pelea y ya casi con 40 años sobre sus espaldas, un viejo Ali sin arrestos físicos, velocidad y reflejos, recibió un castigo que terminó doliendo y lastimando el orgullo de sus millones de seguidores en todo el universo.

Ocurrió el 2 octubre de 1980, en el cuadrilátero del César Palace de Las Vegas, cuando un lleno de vida Larry Holmes cargó con su conciencia el dar una paliza y sepultar por nocaut técnico en ocho rounds a su máximo ídolo y maestro boxístico. Aquello fue una pesadilla con Ali pagando caro la factura del padre tiempo que no perdona a nadie. El retiro llegaría casi un año después para el gran Mohamed.

Espectaculares de punta a punta y con mucha material periodístico fueron sus combates de retorno en la máxima categoría,  tras haber salido de la prisión por negarse a ir a la guerra del Vietnam. Ganó la medalla de oro en los Juegos Olímpicos de 1960 y fue el primero en sumar tres títulos mundiales en los Pesos Pesados o mastodontes, más de 200 libras.

Mención especial para su combate contra el smoking Joe Frazier, acontecido el 8 de marzo de 1971 en el Madison Square Garden. Fue promocionado por Don King como “la pelea del siglo” y efectivamente, gracias a la televisión, fue transmitido a unos cien países y aquí la señal llegó a través del Canal 4 y en la narración de Mauricio Saade Torres y Salvador Lemus Simún. Y, efectivamente, fue un tremendo choque de 15 rounds con el estilismo ofensivo y defensivo personificado en Ali frente al fogoso, acosante y explosivo estilo del humeante Joe. Fue una cruzado que se estrelló en la mandíbula de Ali en el catorce o quince round que lo tumbó  el que estableció la diferencia e inclinó la balanza a favor de Frazier. Al siguiente el O Globo de Brasil tituló: “El Fanfarrón fue derribado”.

Por eso y ahora que el histórico púgil ha perdido ante la muerte la pelea que nadie puede ganar, el box pesa menos y pierde a una de sus figuras más emblemáticas y carismáticas de todos los tiempos. No podemos menos que decir: Gracias Cassius Clay o Mohamed Ali por haber paralizado y electrizado a millones de aficionados en el mundo entero. “Flotaba como mariposa y picaba como abeja”