Con el pelo suelto, vistiendo el uniforme del complejo Educativo El Sunzal (camisa blanca y falda azul), Blanca Flores pasa desapercibida como una niña normal, que sueña con un día convertirse en una pediatra. Sin embargo, a sus 14 años, “Blanquita” es una atleta ejemplar, al practicar la lucha olímpica con la que ha representado al país en varias ocasiones, dejando en alto el nombre de El Salvador.
“Se siente una gran emoción cuando se ha logrado un primer lugar, porque ese es un premio a todo el esfuerzo y sacrificio que se realiza antes y durante un combate”, expresa la joven luchadora quien dentro de su palmarés está haberse colgado algunas medallas doradas en competencias nacionales y otras internacionales.
Un poco más de un año lleva practicando este deporte de mucho contacto y fuerza. “Unos compañeros me invitaban a que fuera a entrenar, hasta que al final lo hice. Me gustó cuando los vi entrenar a ellos, veía como hacían la física y por eso lo practiqué. Los primeros días me sentía nerviosa y pensaba que no los podía hacer. Pero aprendí y me esforcé por hacerlo bien cada vez”, explicó.
Blanca Flores reconoce que hay momentos en los que siente miedo, durante los combates, pues su estatura a veces la pone en desventaja contra rivales un poco más alta. Sin embargo, son detalles que dice que “me motivan a seguir adelante”.
“El miedo y los nervios, a veces crecen más cuando veo que el rival es un poco más grande. Siento que será difícil poderle ganar, pero al final, los resultados son hasta sorprendentes, cuando me concentro y reconozco que el esfuerzo será mayor”, explica.
La dedicación considera que ha sido clave para destacar en este deporte, porque también trata de no perderse en los estudios académicos.
“En la mañana tengo que ir a estudiar, en la tarde tengo los entrenamientos y en las noches hago las tareas. Mis padres están sentados a la par mía, ayudándome”, señala.
Su familia y el entrenador son el envión que tiene para sobre salir: “Ellos están felices de que esté representando el país de esta manera. Ellos me motivan para que no deje los entrenamientos, a los que me acompañan”.
Por ahora se alista para algunas competencias que se le avecinan, esperando ganar más experiencia para algún día cumplir su gran sueño que “ganar una medalla de oro en unos Juegos Olímpicos”.