¿Qué pasó con Gustavo Guerrero?

Lanzador, primera base y potente bateador designado del béisbol y sóftbol de los 70 y 80. Ahora sigue en el lanzamiento lento

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Foto Por edhdep

Por Wilfredo Hernández | Fotos: Cortesía G. Guerrero

2016-06-12 9:47:00

A los 14 años, Gustavo Guerrero ya sabía que su vida sería el béisbol, no en balde por sus venas corría pura sangre beisbolera desde que vio por primera vez a sus hermanos mayores, entre ellos Ricardo “El Ratón” Rodríguez, en el diamante allá en la colonia Guatemala.

Ahí llegó y cayó en las manos del maestro Ovidio Lara para adentrarse en el mundo de la pelota chica. Antes, tuvo un fugaz paso por el fútbol, en el equipo Slovan, pero se convenció que lo suyo era tirar la pelota desde un mon-tículo y tratar que no se la batearan. Así logró convertirse en campeón lanzador en las categorías infantil, juvenil y colegial.

Por eso le llegó la oportunidad del Acero S.A. de la Liga Mayor, cuando apenas contaba con 14 años. Todo comenzó cuando el entonces manager de Acero, Meme Duarte, lo vio lanzar ante la novena Morazán, en juveniles, y lo convenció para llevarlo al Saturnino Bengoa. Corría el 1970 y el novel Gustavo Guerrero celebraba su primer subcampeonato en la Mayor.

Dos años más tarde, formaría parte de la selección que disputó el campeonato mundial en Nicaragua. En adelante, vestirse de azul y blanco fue habitual para Guerrero, como también celebrar campeonatos nacionales. 

Ese mismo 1972 se coronó campeón con Acero, lo que repitió dos años más. Guerrero llegó como lanzador, pero poco a poco fue convenciendo a sus entrenadores de que tenía poder con el bate y lo convirtieron en bateador designado. Llegó a conectar de 10 a 12 jonrones por temporada. Casi siempre fue tercero en ese rubro porque la competencia era feroz en esos años, con Ciryl Errington y Neto Escalante por delante de él, no había mucho que hacer. Aun así le alcanzó para retirarse con más de 50 cuadrangulares en su carrera.

Con el bate al hombre se marchó para el Negocios Internaciones, luego al Hispanoamérica, Granjero, La Centroamericana, Peloteros Asociados y Bracos Pro hasta que, en 1986, decidió marcharse definitivamente para el sóftbol, a jugar con el Anda, empresa que le dio trabajo por jugar con su equipo.

Con Anda, ya en el sóftbol, siguió cosechando éxitos con el madero al hombro. “Seguí pegando jonrones”, recuerda.

En la pelota suave formó parte de la última generación dorada de ese deporte, la que le dio la medalla de bronce en los Juegos Centroamericanos que se llevaron a cabo en el país, en 1995. Coincidió con Samuel Pedroza, Erick Urquilla, Julio Lizama, entre otros.

Antes del 95, participó en Juegos Centroamericanos y del Caribe en República Dominicana, México, en 1990, donde lo eligieron en el top 10 de los mejores del torneo.

Del Anda, pasó a Antel, cuando el equipo de la autónoma se deshizo, y bajo el mando de “Lito” Rodezno conquistó varios campeonatos. Jugó, además, en Inco, CIOS, hasta que se retiró con la medalla de bronce centroamericana en su cuello.

No dejó del todo del deporte porque se fue para la modalidad de lanzamiento lento, donde aún derrocha su calidad y poder con el bate al hombro.

¿Qué hace?

Gustavo Guerrero está a punto de jubilarse, dice, de la empresa que le abrió las puertas gracias al sóftbol, Anda. Ahí inició como dibujante de planos, pero no se quedó de brazos cruzados y se fue a estudiar al Tecnológico de Santa Tecla, donde se graduó de Técnico en Ingeniería Civil.   

Actualmente es uno de los encargados de revisar los planos de factibilidad de agua en urbanizaciones y comunidades. “Si cumplen con las normas, nosotros los aprobamos”, dice.

Recuerda que en su vida también experimentó con la narración de juegos de béisbol al lado de dos grandes: Lito Rodezno y Ramón Rodríguez. “Yo narré, solito, un Hispanoamérica vs. Coca Cola”, rememora.

También reserva tiempo para su familia, para compartir con sus tres hijas y su nieto, Daniel Cerritos.

Gustavo Guerrero es también un cantautor que cuenta ya con dos canciones grabadas, “con ayuda de Gerardo Parker”, confía, y que, a veces canta con su hija Jeimy Patricia. “10 de Mayo sin mi madre” y “Mi padre, mi amigo”, son las melodías escritas y tantas veces cantadas por él. Por el momento, dice, piensa en su jubilación y en dedicarle más tiempo a su familia.